[1] Sin embargo, Alfonso Rodríguez Gutiérrez de Ceballos llegó a afirmar que la mayoría de las obras del museo, y a excepción de un reducido número, «no responden ni a la magnificencia del palacio que los alberga ni a la categoría monumental de Salamanca»,[2] y otros autores también han destacado que las colecciones del museo «nunca han tenido la calidad que cabía esperar de una ciudad como Salamanca».Este fragmento marmóreo representa a Santo Toribio de Mogrovejo y fue tallado en 1756 por Luis Salvador Carmona.[3] Desde la planta baja del patio se llega a la Sala I del museo, en la que se exponen piezas de los siglos XV y XVI y que está cubierta por un artesonado mudéjar del siglo XIV realizado posiblemente por artistas sevillanos y moriscos y que procede de las casas que Juan Sánchez de Sevilla tenía en Salamanca y en las que posteriormente se alzaría el convento de las Dueñas de Salamanca.[3] Entre las obras de esta sala destacan una sarga sobre tabla que muestra la aparición de Cristo a María Magdalena y una pequeña tabla o «tablita» que representa a San Andrés, estando ambas obras vinculadas posiblemente con el círculo del pintor Juan de Flandes.En la primera de ellas hay varios retratos, como uno que representa a fray Íñigo de Brizuela y que procede de la sala capitular del convento de San Esteban, aunque la obra más destacada es un cuadro que muestra al beato y mártir cartujo Nicolás Albergato y que fue pintado por Francisco Camilo en el siglo XVII.