Vidal González Arenal

Fue llamando a filas para cumplir con el servicio militar y pudo, en Madrid, desarrollar su vocación artística.

En 1891, de nuevo becado por la Diputación, marchó a Roma para ampliar sus estudios artísticos.

De vuelta a Salamanca, recibió el apoyo del obispo Tomás Cámara y Castro.

Murió a los pocos meses y fue sepultado en el cementerio de la Almudena.

En aquella convocatoria tuvieron medallas de 1ª clase Joaquín Sorolla con la obra ¡Aún dicen que el pescado es caro!, Alberto Pla y Rubio con ¡A la guerra!

Vidal González Arenal, Deposición de Cristo , 1895 ( Museo de Salamanca )