Su familia fue expulsada de los Países Bajos por la invasión alemana cuando aún no había cumplido un año y se instaló en Londres.[3][4] Poco después se hizo público su compromiso con el príncipe Carlos Hugo desencadenando un escándalo entre los protestantes holandeses y una crisis constitucional en los Países Bajos.[6] Sin embargo, el gobierno holandés mandó un mensaje a la Reina advirtiendo que dimitiría en pleno si ponía un pie en España dado que nunca un monarca de la Casa de Orange había visitado España.El Príncipe Bernhard viajó a Madrid para reunirse con su hija y su prometido, quienes lo acompañaron de regreso a los Países Bajos, donde tuvo lugar una reunión inmediata de la pareja con la Reina y el Primer Ministro Marijnen, que era católico.[13] La Reina al principio negó que tal reunión hubiera tenido lugar, pero luego se confirmó.Debido a que la constitución prohíbe a los miembros de la familia real cualquier participación en la política exterior, Irene perdió la simpatía de casi todos los ciudadanos holandeses cuando apareció una fotografía en un periódico holandés que la mostraba en un mitin carlista en España y declaró que apoyaba los objetivos políticos de su prometido.El hermano pequeño de Carlos Hugo, Sixto Enrique, se negó a aceptar la sucesión porque su hermano había abandonado los principios tradicionalistas y pasó él a liderar la Comunión Tradicionalista.Al príncipe Carlos Hugo se le permitió regresar a finales de 1977, pero a la princesa Irene no se le permitió regresar al país hasta abril de 1978.Su hermana menor, la princesa Cristina, renunció más tarde a sus derechos al trono cuando se casó con Jorge Guillermo, un ciudadano estadounidense nacido en Cuba también católico.[22] En 2020 se publicó que había mantenido una relación extramatrimonial con un ayudante de su padre, Ronnie Wolff, durante tres años entre 1976 y 1979, mientras estaba casada con Carlos Hugo.
La princesa Irene en una concentración carlista en el Cerro de los Ángeles en Madrid (1966)