Emma de Waldeck-Pyrmont

Su hermano, Federico de Waldeck-Pyrmont, fue el último gobernante del principado.

Su hermana, María, se casó en 1877 con el futuro rey Guillermo II de Wurtemberg.

Su hija, Guillermina, escribió en su autobiografía sobre los orígenes de su madre: "Su hogar paterno era culto.

Guillermo III tenía la edad suficiente para ser el padre de Emma o incluso su abuelo.

El matrimonio con su prima, Sofía de Wurtemberg, había sido un rotundo fracaso contaminado por numerosos escándalos.

Al establecer las condiciones del matrimonio, Emma recibió como dote de sus padres 40 000 florines.

En 1888, Emma también sería nombrada guardiana de la heredera al trono, cuando la salud del rey se deterioró bruscamente.

En mayo de ese año, la familia real dejó atrás el ajetreo y el bullicio de La Haya y se retiró a Het Loo.

Se reunía con cada ministro cada catorce días, aceptaba audiencias de cualquiera que quisiera hablar con ella, e insistió en manejar personalmente la mayor cantidad de correspondencia posible, incluso si se encontraba en Het Loo o en Soestdijk.

Durante la regencia, la reina Emma se enfrentó tres veces a un cambio de gabinete.

A sus ojos, la juventud de la nueva reina terminó cuando cumplió los dieciséis años, y a partir de entonces tuvo que "prepararse" durante otros dos años para su papel como reina.

Emma fue una anciana prematura, pues a los 30 años parecía mucho mayor de lo que en realidad era y su salud era frágil.

A pesar de que vivía retirada, como viuda del rey, mantuvo un importante estatus.

La reina Emma estuvo muy comprometida con la lucha contra la tuberculosis, que en ese momento era una enfermedad muy temida.

Monograma.
Guillermo III y la reina Emma.
Emma de luto con su hija Guillermina (1891).
Emma retratada en 1918 por Jan Veth .