Indiferentismo
El caso más famoso históricamente es el de Enrique IV de Francia, al que se atribuye la frase "París bien vale una misa" (era protestante y se hizo católico).El indiferentismo niega o relativiza la principal implicación del teísmo: que sea deber del hombre rendir culto a Dios mediante la creencia y práctica de una única religión verdadera (asumiendo que hay una única verdadera, y que por tanto todas las demás son falsas).[3] En la terminología filosófica católica, "indiferentismo" es la creencia en que no hay una religión o filosofía superior a otra,[4] por lo tanto cada persona es libre para elegir y practicar la que crea.Es habitual adscribir el indiferentismo a cualquier postura religiosa o filosófica que quiera denigrarse (libertinismo, librepensamiento, materialismo, ateísmo, agnosticismo).[5] El indiferentismo se define y condena por primera vez en la encíclica Mirari vos de Gregorio XVI (1832).