La Argentina, nacida en 1810, atravesó sus primeros 70 años de vida sumida en continuos enfrentamientos militares;[1] el período conservador que duró hasta 1916 presenció un acelerado crecimiento económico, apoyado en un modelo agroexportador.
Tanto los dos principales partidos políticos como las fuerzas armadas quedaron fragmentados en decenas de grupos internos sin liderazgos claros.
Patrón Costas era un millonario salteño considerado "oligarca" por los partidos populares, ubicado en el sector más reaccionario del régimen y partidario de entrar en guerra.
Algunos historiadores suelen atribuir una fuerte influencia en el golpe a una logia secreta cuya sigla era G.O.U., existiendo diversas versiones sobre su significado y la composición.
[37] Según el historiador radical Félix Luna esa fue la primera vez que los trabajadores comenzaron a identificarse como «peronistas».
[58] El modelo económico peronista estaba orientado a la industrialización por sustitución de importaciones y la expansión del consumo interno.
El diputado radical Ernesto Sammartino calificó en un debate a los peronistas como "aluvión zoológico" y la Cámara lo expulsó por inconducta.
[82] Para ocupar los cuatro cargos vacantes en la Corte Suprema, el Poder Ejecutivo, con acuerdo del Senado, nombró a los ministros Rodolfo Guillermo Valenzuela, Luis Ricardo Longhi, Felipe Santiago Pérez y Justo Lucas Álvarez Rodríguez.
El peronismo ganó la gobernación en trece de ellas y la perdería en Corrientes, debido a que en la provincia regía un sistema electoral indirecto.
[87] Mientras algunos gobiernos provinciales fueron especialmente exitosos y estables –el caso más estudiado es el del gobernador bonaerense, coronel Mercante–[88] otros sufrieron una marcada inestabilidad, causada por continuos enfrentamientos entre facciones.
[90] Las presiones fueron aún más notables hacia afuera del movimiento: muchos profesores universitarios que se negaron a afiliarse al Partido Peronista fueron removidos de sus cargos,[91] y también se exigía la afiliación como requisito para cualquier cargo público, e incluso para incorporarse como empleado estatal.
[100] El mismo año, Perón exponía en un discurso los principios de la Tercera Posición entre capitalismo y socialismo, mediante la cual se daba a entender que en la naciente Guerra Fría la Argentina no se alinearía de forma automática ni con Estados Unidos ni con la Unión Soviética.
Adicionalmente, la continuidad del aumento de la demanda generó una escalada inflacionaria, que afectó tanto a la producción como al consumo.
[89] Lo mismo puede decirse del gabinete ministerial, en el cual figuraron algunos políticos destacados[* 3] rodeados de desconocidos burócratas y auténticos ineptos.
[161] No obstante la dureza de sus palabras, nunca tomó medidas como las que anunciaba ni fue obedecido en este sentido por sus seguidores.
[163] El movimiento estalló simultáneamente en Córdoba, Curuzú Cuatiá –adonde se dirigió Aramburu– y en las bases navales en la madrugada del día 16 de septiembre.
En Buenos Aires, una Junta provisoria presidida por el general José Domingo Molina anunció que se hacía cargo del gobierno nacional.
[167] Ese mismo día, el gobierno uruguayo –que había prestado un apoyo inocultable al golpe– reconoció a Lonardi como presidente de la Argentina.
Ese mismo día el gobierno militar encarceló a más de 9000 dirigentes sindicales, incluidos Framini y Natalini.
[212] La política exterior de la dictadura estuvo orientada casi únicamente a conservar buenas relaciones con los Estados Unidos.
Un Comando Nacional del Partido Peronista, dirigido inicialmente por John William Cooke y luego por Rolando Lagomarsino, no tuvo influencia en estos actos.
[221][227] El 14 de junio, una vez finalizados los fusilamientos, el representante socialista en la Junta Consultiva Américo Ghioldi escribía en la portada del diario partidario La Vanguardia: La derogación de la Constitución del 49 fue cuestionada por diversos sectores, debido que no se podía aceptar jurídicamente que un gobierno –más aún, un gobierno "provisional"– derogara una constitución e impusiera otra.
Esta medida llevó a una larga serie de huelgas ferroviarias, tras la cual el gobierno debió aceptar la reincorporación del personal despedido, pero las líneas férreas continuaron clausuradas.
[268] Las pericias y constancias de torturas llevaron al diputado Perette a sostener públicamente que las garantías constitucionales estaban «aniquiladas» en Argentina.
[283] Frondizi también dedicó su agenda a profundizar en las relaciones internacionales con países asiáticos, como el recibimiento de las visitas del presidente de Indonesia, Sukarno, y la canciller israelí Golda Meir, y su propia visita a la India, donde se entrevistó con el primer ministro Nehru.
[293] La difusión de la entrevista causó una enorme crisis en la política argentina, y varios jefes militares amenazaron con derrocar a Frondizi.
Exiliados cubanos en Buenos Aires intentaron fraguar documentos con la intención de implicar a miembros del gobierno en un supuesto complot castrista.
[298] El poder ejecutivo designó a veintiún peritos calígrafos tanto del Estado como privados para que investigaran la autenticidad de estos documentos.
[306] A pesar de estas medidas Frondizi no pudo evitar el golpe militar que lo derrocó pocos días después.
[344][329][345][335] En Jujuy, un comunicado del Ejército Azul dio a conocer el fusilamiento de un miliciano colorado, sin precisar su nombre.