En los legajos militares consta la muerte de 24 combatientes en ambos bandos, mientras 87 resultaron heridos, todos ellos en el segundo enfrentamiento.
[8][9][10] El diferente enfoque frente al peronismo provocó la división interna de los principales actores políticos.
Entre las provincias, Córdoba se destacaba por el "sentimiento antiperonista exacerbado" de amplios sectores civiles y militares.
[5] La fuerte definición antiperonista que impusieron Aramburu y Rojas a la Revolución Libertadora, tuvo el efecto de introducir la política en los cuarteles.
La Marina había mostrado un perfil antiperonista homogéneo y emergió como la Fuerza victoriosa del golpe de Estado que derrocó al gobierno liderado por Perón.
[20] Con respecto al impacto de estos procesos en los enfrentamientos entre azules y colorados, dice el historiador Fabián Brown:
El resultado electoral no fue aceptado por los sectores antiperonistas duros, encabezados por la Marina, y Frondizi también fue derrocado por un golpe cívico-militar.
[38] Cantilo, en un hecho sin precedentes, se entrevistó por separado con cada uno de los generales y les pidió que votaran para elegir al nuevo secretario.
En esa guerra psicológica, se llamaron a sí mismos «azules», denominación reservada en los ejercicios de guerra para las tropas propias, y denominaron al sector militar «duro», abiertamente antiperonista que controlaba la cúpula militar, como «colorados», es decir, el enemigo en los juegos ejercicios bélicos.
[54] Los tanques azules desbordaron a las tropas coloradas y continuaron hacia la Capital, mientras que los tanques azules, al mando del coronel Tomás Sánchez de Bustamente, llegaban a Avellaneda y tomaban los puentes sobre el Riachuelo que permitían el paso hacia la Capital Federal.
[78] La victoria azul fortaleció a Guido considerablemente,[79] así como su objetivo excluyente de realizar elecciones presidenciales en el plazo más breve posible, con alguna participación del peronismo, para retornar al orden constitucional.
Federico Toranzo Montero fue detenido junto a doce generales colorados, entre los que se encontraban Lorio, Labayrú, Martijena, Túrolo, Cornejo Saravia, Bonnecarrere y Elisondo.
[86] La Fuerza Aérea permaneció, en su mayoría, leal a Guido, aunque se sublevaron las bases de Aeroparque, Mar del Plata y Reconquista.
Los marinos se impusieron en poco más de media hora, hiriendo a varios soldados, entre ellos el conscripto Carlos Alberto García, cuyo estado era grave.
[90] Algunos de los heridos fueron el soldado Osvaldo Giménez, Ángel José Cavallieri, Ernesto Mario Loquez, Rubén Lorenzetti e Isabelino Aguirre.
[94] Las tropas azules sufrieron varias bajas fatales, entre ellas los soldados conscriptos Hugo Dakof y Arnoldo Luger.
[95] Desde un punto de vista territorial, Córdoba era la provincia en la que el bando colorado tenía más peso.
[14] El apoyo cívico al bando colorado incluía un amplio sector de la Unión Cívica Radical del Pueblo, liderado por Juan Palmero, Eduardo Gamond, Jorge Henoch Aguiar, Donato Latella Frías y Rodolfo Amuchástegui, partidarios de una salida insurreccional cívico-militar, a la que se oponían dirigentes locales como Arturo Illia y Eduardo Angeloz.
[14][96][1] Otros líderes de los comandos civiles radicales fueron Julio Ruiz Orrico, Nicolás Brandalise, Arturo Gallegos, Ramón Mansilla, Medardo Ávila Vázquez (años después fundador de la Junta Coordinadora Nacional), Víctor Ferreyra, Héctor Sánchez y Enrique Becerra, entre otros.
[96] El coronel Alcides López Aufranc, al comando del Regimiento 8, era uno de los jefes azules más exaltados y arengó a su tropa para "arrasar Punta Indio", en venganza por los nueve hombres muertos y los 24 heridos bajo su mando, que la Armada había matado el día anterior.
Según Sabarots, cuando él abandonó la base, la había dejado a cargo del capitán de fragata Raúl Torrent.
[96] Según los testimonios azules, quien recibió a Lanusse fue el capellán de la ocupada, luciendo uniforme militar.
[96] En los combates murieron al menos cuatro efectivos de la base de Punta Indio que han sido individualizados, los cabos primero Ricardo Iglesias y Luis González, el marinero Eduardo Bustamante y el conscripto Segundo Alejandro Varela;[90] Robert Potash, sobre la base de los expedientes militares, señala que murieron cinco efectivos pertenecientes a la base y otros tres resultaron heridos.
[103] A las 10 de la mañana ambos bandos abrieron fuego con cañones y armas largas, durante dos horas, causando varios heridos, hasta que las fuerzas azules debieron replegarse hacia la capital.
[103] Por la noche las tropas coloradas estaban rodeadas y el teniente coronel Urbano de la Vega se rindió.
[103] Ya de noche, las tropas del coronel Labanca alcanzaron a las fuerzas coloradas en Estación General Paz y las atacaron con apoyo aéreo.
[103] Esa mañana las tropas Azules habían tomado la Base Naval Mar del Plata,[1] y convergían hacia Puerto Belgrano, listas para el combate:
Sobre la noche Guido logró convencer a Onganía y el camino quedó abierto para formalizar la rendición del bando Colorado.
[4] Las diferencias entre azules y colorados habían comenzado a diluirse durante el gobierno de Arturo Illia.
Al asumir Onganía, muchos de los colorados que habían sido pasados a retiro recuperaron el grado fueron ascendidos retroactivamente.