Hebreos 9

El autor es anónimo, aunque la referencia interna a «nuestro hermano Timoteo» (Hebreos 13:23) provoca una atribución tradicional a Pablo, pero esta atribución se discute desde el siglo II y no hay pruebas decisivas de la autoría.[1]​[2]​ Este capítulo contiene la exposición sobre el mejor ministerio de la Nueva Alianza.Sin embargo, se subraya la ineficacia de estos sacrificios para lograr la justificación plena del hombre o su acceso definitivo a Dios.Cristo, con su muerte, eliminó esta separación al rasgar el velo del templo (Mt 27,51), estableciéndose como el único Camino y la única Puerta hacia la unión plena con Dios.Con su cuerpo glorificado, identificado como el verdadero «Tabernáculo», abrió las puertas del cielo.Este sacrificio no solo cumple la ley, sino que la trasciende al purificar las conciencias y otorgar una redención definitiva que establece la unión plena entre Dios y los hombres.Los términos «alianza» y «testamento» de los vv. 15-17 traducen la misma palabra griega «diatheke».24 se vuelve a insistir (cfr 7,25) cómo Cristo ejerce su sacerdocio desde el cielo «en favor nuestro»: «
Epístola a los Hebreos 2:14-5:5; 10:8-22; 10:29-11:13; 11:28-12:17 en el Papiro 13 (225-250 d.C.).
Desde la izquierda: La Mesa del Pan de la proposición , el Arca de la Alianza y la Menorah lámpara del Tabernáculo bíblico