[4][5] Uno de sus antepasados fue el empresario indiano y mecenas Antonino Gutiérrez-Solana.
Disfrutando del dinero que le pasaba su padre, también toma lecciones de canto, acude al cine y desarrolla una gran pasión por los toros (llegando a ser peón de la cuadrilla del torero Bombé).
Su paleta tenebrista resalta el oscurantismo de la España del momento.
Su obra puede estructurarse en torno a tres temas: las fiestas populares (El entierro de la sardina), los usos y costumbres de España (La visita del obispo) y los retratos (1920, Mis amigos).
[9] Trabaja también el grabado, generalmente al aguafuerte, insistiendo en una técnica directa y más bien ruda, de trazos gruesos.
Como escritor posee un estilo semejante, de grandes cualidades descriptivas, vigoroso y enérgico, apropiado para la estampa costumbrista.