La «España negra», en el ámbito de la pintura española de finales del siglo xix y primera mitad del xx, se llama al conjunto de escenas tremendistas,[1] pintadas o dibujadas —y en menor medida, esculpidas—,[2] producidas en España y por pintores en su mayoría españoles durante dicho periodo.
[8] En 1888, Regoyos y el poeta belga Émile Verhaeren realizaron juntos un viaje por España.
[9] El resultado serían los cuadernos de España negra, con documentación gráfica, esquemas, dibujos y comentarios más o menos etnográficos de determinadas costumbres conservadas en Guipúzcoa (Guetaria, Zarauz, Rentería) y en capitales españolas como Pamplona, Madrid, Ávila o Burgos, todo ello visitado y recreado con un descarado gusto morboso e intención de denuncia.
[13][14][15] Otro pintor español implicado con este fenómeno estético fue el noventayochista Ignacio Zuloaga,[16] que también hizo un viaje con el doctor Marañón a Las Hurdes y a la Sierra de Gredos, continuando en esa geografía abandonada su curiosidad por retratar aspectos de la «España descarnada».
[23] Así mismo, se ha querido identificar el elemento costumbrista en Solana y su homónima serie de La España negra,[24] continuando la representación de la España más tenebrosa con una mirada más crítica o satírica, e incluso esperpéntica y pictóricamente más cercana a Goya.