España profunda

Entidad evidente en el análisis crítico de la obra de Goya, Galdós, Buñuel, Miguel Delibes o Camilo José Cela, y descrita por Julio Anguita como «aquella gente que tiene miedo y que no protesta por nada»,[1]​ en el siglo xxi se ha diluido para unos y esquematizado para otros, llegando a confundir o identificar al «bruto siempre ansioso de ejercer su brutalidad» con el «elemental que convive al límite de su sencillez», y al «ignorante que presume de su ignorancia» con el individuo culturalmente desplazado (porque su sabiduría ancestral «ya no está de moda o se identifica con la superstición»).[5]​ No contemplado académicamente como concepto definido,[6]​[7]​ la España profunda aparece con mayor frecuencia en contextos periodísticos[8]​ que como material filosófico, sociológico o antropológico.[24]​ Un capítulo especial, muy ilustrativo, lo compondría la literatura de viajes por España desde el siglo xvii al xx, con descripciones y reflexiones «para todos los gustos», con cierta obsesión por el «mal gusto» y cierto sensacionalismo literario, exagerado en muchas ocasiones.Así, por ejemplo, en el capítulo II del episodio titulado El terror de 1824, Galdós escribe: En el segundo carro estaban presos también y heridos los compañeros de Riego, a saber: el capitán D. Mariano Bayo, el teniente coronel piamontés Virginio Vicenti y el inglés Jorge Matías.Por su parte, en una entrevista concedida al diario El País por el pintor Juan Barjola –y titulada "Soy hijo de la España profunda"–, el artista (con la experiencia de sus 83 años de una vida dedicada a pintar «tauromaquias, prostíbulos, perros, cabezas, suburbios, maternidades, camerinos, magistrados, multitudes...») encabezaba su discurso diciendo:
Cabezas en un paisaje (ca. 1819-1823) por Francisco de Goya.