También se les conoce como novecentistas o generación del novecientos, por su coincidencia con el movimiento que Eugenio d'Ors, desde Cataluña, definió como noucentisme.
[9] Aunque por edad correspondería incluir en esta generación a Pablo Ruiz Picasso (nacido en 1881), su trayectoria artística supera con mucho cualquier encuadramiento.
Artistas de mayor proyección pertenecerán a la siguiente generación, ya influida por el surrealismo (Dalí, Miró).
Pero la pareja socrática del hablar no es solo oír; se requiere "escuchar": es la "consonancia" que exige la democracia.
Gobernarse sobre el consentimiento mutuo -ya lo observó Locke en el Segundo Tratado- implica diálogo, de tal suerte que la democracia liberal es "discursiva" porque tiene una "base deliberativa".
Otra vez nos amenaza el pensamiento desordenado que se expresa en un tono y un fondo de crispación.
Quizá por eso mismo, porque caben todos, pueda, en cambio, configurarse como un espacio modesto donde, unos y otros, puedan reunirse con comodidad para conversar razonablemente y debatir, con espíritu liberal, sobre las cuestiones que nos afectan e incluso buscar puntos de encuentro sobre los que poder construir consensos convenientes.