La identidad de la cocina zamorana, es vista por algunos como un equilibrio geográfico entre el oeste y el este provincial, la primera esencialmente ganadera y la segunda más vinculada a las labores agrícolas.
Esta última, a su vez, dividida por el río Duero que separa la Tierra del Pan, al norte, vinculada a la producción de trigo y la Tierra del Vino, al sur, más especializada en las labores vitivinícolas.
[2] Truchas que posteriormente se harían famosas en la culinaria española.
Entre los productos destacados de esta actividad se encuentran los diversos platos preparados con carnes como puede ser el cordero, cabrito o cochinillo (denominado en la zona tostón) y del que se tiene el tostón a la zamorana, y el curioso tostón al golpe de estado (nombre puesto por un periodista zamorano: maestro Ferreras, director de El Correo),[5] preparado e interrumpido cuando en 1874 el General Pavía acabó con la Primera República Española.
Debido a la tradicional matanza del cerdo, costumbre muy arraigada en los entornos rurales antaño, los productos provenientes del cerdo son muy habituales en la culinaria zamorana tradicional.
Son muy populares los embutidos elaborados de manera artesanal, y procedentes de la familiares matanzas del cerdo realizadas durante los periodos invernales y que poseen su sabor característico ahumado.
Los platos en forma de tapa han ido imponiéndose en la cocina zamorana, como pueden ser las mollejas, las cachuelas, los pinchos morunos, el dos y pingada, etc.
Zamora no posee contacto con el mar, a pesar de ello incluye platos con pescados marítimos en su cocina.
En el sur se produce oliva, sobre todo en la zona de Fermoselle pero su producción es menor a la habida en el pasado.
Es frecuente que algunas de ellas se agrupen en festividades (como la Semana Santa) y acontecimientos familiares como la matanza del cerdo.
La matanza ha devenido con los años en un ritual familiar realizado en las zonas rurales de la provincia.
En los meses de invierno se reunían las familias y sacrificaban el cerdo procesando su carne y vísceras durante el periodo de tiempo que encierra tres días.
Los productos directos de la matanza eran habitualmente los jamones y paletillas del animal, que se almacenaban tras haberse puesto en salazón.
[10] Los chorizos (elaborados con las chichas), las morcillas (realizadas con la sangre), los botillos (con los huesos), los coscarrones.
Se mezcla de una forma especial las tradiciones religiosas con las culinarias.
Son frecuentes los puests callejeros durante la época de procesiones con las almendras garrapiñadas.
Entre los platos de tapas más característicos entre los bares zamoranos se encuentra el pincho moruno, que se elabora con carne de cerdo asada al fuego y aliñada con salsa picante o sin ella.
En Toro son famosos los melocotones en vino, los cermeños, los perucos y las guindas garrafales.
Sobre todo en poblaciones zamoranas como Vezdemarbán y Moraleja del Vino.
[11] Los vinos de la provincia se caracterizan por su alta graduación alcohólica y su recio sabor, siendo ideales para acompañar cualquier plato, ya sea de carne, pescado o verduras.
Muchas de ellos envejecen en bodegas excavadas en la tierra e incluso en la propia roca.