Desde muy joven destaca por ser un intenso lector, entre sus indagaciones encuentra en las lecturas de Joaquín Costa sobre el regeneracionismo una inspiración.
Su afición temprana por el periodismo hace que siendo muy joven fundara una revista siendo colaborador del Diario de Cádiz.
En el año 1930 fue propuesto para ocupar el sillón F de la Real Academia Española, ocupada con anterioridad por Eduardo Gómez de Baquero, pero finalmente ganó el sillón el biólogo Ignacio Bolívar y Urrutia.
[4] Fue el primer periodista a quien se otorgó este galardón por un artículo sobre política hidráulica y Joaquín Costa.
Un ejemplo es: "Una vida dilapidada, cuarenta años de periodismo ..." que nunca llegó a publicar.