Podría ser una derivación del apellido García adoptada durante la Reconquista, aunque también se ha propuesto la hipótesis de que el río Garciaz recibió este nombre en época prerromana y su nombre está emparentado con otros hidrónimos como Garoña o Guareña.
En cuanto a la flora, pueden encontrarse especies arbóreas de monte alto como nogales, pinos, alcornoques, robles, encinas, castaños, olivos, higueras y cerezos.
En las huertas próximas al pueblo se cultivan hortalizas de todo tipo y árboles frutales.
El arbolado se utiliza para la obtención de leña y frutos como la bellota y el suelo se utiliza para pastos que son de gran valor nutritivo para el ganado y para cultivos de secano (centeno, avena, etc.) En cuanto a las especies arbóreas de monte bajo: madroño, brezo, escaramujo, jara, retamas, tomillo, romero, escoba, almaraú, orégano, etc. Desde la Prehistoria estas tierras fueron ocupadas por comunidades humanas que se asentaron en zonas donde abundaba la caza y el agua.
Las villas representan un modelo muy extendido en Hispania, aprovechando terrenos de gran fertilidad agrícola y con numerosas posibilidades para la explotación ganadera.
Es presumible, que en esta coyuntura se comenzara a gestar el nacimiento del actual núcleo urbano de Garciaz.
De igual modo, en torno a esta época debieron ser construidas las diferentes ermitas garcieñas, las cuales se ubicaban en diferentes puntos cardinales junto a las principales vías de comunicación.
Durante los siglos XVI y XVII, tal y como sucede en otros lugares de Extremadura, muchos vecinos probaron suerte en las Américas, entre los que se encontraban Diego y Juan Téllez, quienes participaron en la conquista de Nueva Galicia o Hernán Sol, quien acompañó a Hernán Cortés en la conquista de Perú.
La segunda mitad del siglo XVII y comienzos del siglo XVIII no estuvieron exentos de dificultades que llevaron a la localidad a la decadencia y estancamiento económico.
Durante el proceso de desamortización, algunas posesiones que pertenecían a la iglesia fueron vendiéndose en subastas públicas, pasando a formar parte de nuevos propietarios ricos y terratenientes locales que aprovecharon la ocasión para agrandar su patrimonio.
Hacia mediados del siglo XIX, la villa tenía contabilizada una población de 766 habitantes.
A partir del mes de octubre descendieron considerablemente, aunque continuaron produciéndose fusilamientos aislados.
Como suele suceder, la mayoría de los yacimientos arqueológicos no se pueden adscribir a un único momento cultural.
Estas transformaciones tradicionalmente se han realizado aprovechando los recursos naturales más cercanos y adaptándose al medio.
Estas construcciones están determinadas por las condiciones geográficas e históricas y las materias primas de la zona.
En torno a Garciaz encontramos varios puentes que suelen tener semejantes características constructivas, realizados en mampostería de pizarra, con una o varias arcadas y en ocasiones tienen pequeños aliviaderos adintelados.
En función de su localización o el lugar hacia el que comunican los puentes han recibido varias denominaciones.
Resultan curiosos algunos grafitos y letras grabadas sobre las propias lanchas a lo largo del tiempo.
Recorriendo sus angostas calles y callejas podemos descubrir rincones cargados de historia.
Las más humildes estaban ejecutadas en pizarra, utilizando ocasionalmente piedras de granito o madera para configurar dinteles y jambas.
Cuyo escudo de Armas es el que corresponde y debe usar el Muy Ilustre Ayuntamiento en representación de la referida Villa de Garciaz, compuesto en la actualidad de los señores siguientes: Alcalde-Presidente D. Buenaventura Abril Figueroa, Teniente-Alcalde D. Francisco Cuadrado Díez; 2º D. Juan Pizarro Piñas, Síndico D. José Gil Becerra, Concejales, D. Francisco Díez y Díez, D. Juan Diego Vegas Morales, D. Francisco Carrasco Fernández, D. Buenaventura Redondo Teno, D. Juan Isidoro Teno Carrasco, siendo Secretario el Sr. D. Florencio Sánchez Redondo.
Tal y como sucede con otros lugares, la cocina Garcieña está caracterizada por emplear materias primas que proceden del campo.
Por su parte, entre los postres y dulces más célebres se encuentran los huevecillos, el arroz con leche, las torrijas, perrunillas, rosquillas, etc.