Francisca de Jesús

En sus primeros años recibió una sólida formación humanística; aprendió latín y manejaba los clásicos, la Biblia y los Santos Padres.

Según los relatos piadosos de la época, brilló por sus virtudes, era de conversación agradable, compuesta y amable en sus acciones, consejera discreta, paciente en los trabajos y de un corazón magnánimo.

Se distinguió por su acendrada devoción al Sagrado Corazón de Jesús.

Recibió sepultura en el convento de San Francisco, en el mismo sepulcro que, siete años antes, lo había sido del padre Juan de Tejeda.

Escribió algunas cartas y, además, compuso unas Exhortaciones espirituales, dirigidas a sus religiosas, que fueron impresas en Madrid el año 1616 con la Historia de la Fundación de las Descalzas Reales.

Monasterio de las Descalzas Reales en Madrid