Fueron muchas las mujeres de la ilustre familia Borja que pasaron su vida en este convento.
Más tarde, será el noble Luis Vich y de Corbera quien decidió restaurar este convento.
Entre estas monjas se encontraba también María Escarlata, la hermana del príncipe francés.
Se convirtió en abadesa del convento en 1530 y falleció nueve años después.
En el patio interior del convento se encuentra un olivo que según la tradición fue plantado por San Francisco de Borja.