Consolidó su dominio territorial en el norte al tomar el alcázar de Oviedo en 1466, extendiendo así su influencia en el principado de Asturias.
Este acto intensificó su rivalidad con la poderosa familia Osorio, que competía por el control del reino de León.
[2] Su alianza política con el bando rebelde en Castilla le permitió obtener aún más poder, al apoyar en primera instancia al infante Alfonso de Castilla y, tras el fallecimiento de este, a la infanta Isabel, quien más tarde se convertiría en Isabel I de Castilla.
Este respaldo estratégico lo consolidó como aliado de la futura reina y le otorgó una posición destacada en la corte castellana.
Este matrimonio fortaleció las alianzas políticas de los Quiñones, incrementando su prestigio y ampliando sus dominios.