Bernardino Fernández de Quiñones y Enríquez

Su rol en la corte castellana y su participación en la Guerra de Granada subrayaron su lealtad y proximidad a los Reyes Católicos, consolidando su influencia en la política de la época.

[2]​ En este contexto, la familia Quiñones, junto con otras casas nobles, se encontraba frecuentemente en tensión con los Reyes Católicos debido a las políticas de estos para limitar el poder nobiliario en sus territorios.

Estos conflictos reflejan las complejidades de la relación entre la nobleza y las instituciones locales y religiosas, que buscaban limitar la injerencia de los señores feudales en sus dominios.

[7]​[8]​ En 1487, estuvo presente en la toma de Vélez-Málaga, donde resultó herido, en una acción que tuvo un impacto significativo en la guerra.

Esta batalla fue estratégica, pues Vélez-Málaga, una ciudad fortificada, protegía la entrada al reino de Granada, y su conquista permitió a las fuerzas cristianas avanzar hacia otras posiciones.

La sucesión marcó el inicio de un período de disputas familiares y conflictos legales, ya que el conde buscaba preservar y expandir el control sobre los bienes y territorios que consideraba parte del patrimonio principal de su familia.

Este pleito se prolongó sin resolución definitiva debido a la resistencia de otras ramas familiares que también reclamaban derechos sobre Valdejamuz.

[16]​ Aunque estos conflictos no se resolvieron durante la vida de Bernardino, reflejaron la compleja relación entre los intereses nobiliarios y el poder real, así como las luchas internas de la propia familia Quiñones para mantener el control sobre un vasto y disperso patrimonio en León y Asturias.

Con esta medida, buscaba evitar fragmentaciones que pudieran debilitar la posición de los Quiñones en Castilla.

[5]​[20]​ En 1488, tras la anulación de su primer matrimonio, el conde contrajo segundas nupcias con Isabel Osorio, hermana del marqués de Astorga, fortaleciendo así la alianza entre las familias Quiñones y Osorio.

Escudo de los condes de Luna