Estas conexiones les permitieron acceder a tierras y títulos, asegurando su integración en el sistema feudal leonés.
[2] Durante la Baja Edad Media, cuando se centralizó el poder en Castilla y León, la casa de Quiñones se adaptó a los cambios consolidando su presencia en ambos reinos.
Establecieron alianzas estratégicas con familias nobles castellanas, como los Mendoza y los Enríquez, lo cual les permitió acceder a cargos importantes en la administración real, incluyendo el de adelantados y merinos mayores.
Su influencia se extendió mediante alianzas matrimoniales con linajes importantes, como los Enríquez y Ponce de León.
Esta rama se consolidó en el área de Benavente y Chinchón.
Creada en el siglo XVIII, esta línea adquirió gran relevancia en la nobleza española y posteriormente hispanoamericana a través de matrimonios con familias aristocráticas en Chile y otras partes de América Latina.