Su padre, Suero Pérez, apoyó inicialmente a Pedro I, conocido como «el Cruel» o «el Justiciero» según la perspectiva histórica, pero luego transfirió su lealtad a Enrique de Trastámara (futuro Enrique II), en un movimiento común entre los nobles que buscaban mantener y proteger sus dominios en tiempos de conflicto.
[2] Leonor heredó una notable cantidad de tierras y derechos gracias a su linaje.
Más tarde, en 1360, se convirtió en adelantado mayor de León y Asturias, un cargo que implicaba la administración de justicia y el liderazgo militar en esas tierras.
Esta posición reforzó la influencia de la familia Quiñones en la zona, especialmente cuando Enrique II ratificó sus títulos tras la coronación en 1366.
Leonor, como mujer noble, tenía un rol fundamental en la administración y transmisión de los bienes familiares.