[3] La Armada bizantina tuvo un papel preponderante en la hegemonía del imperio gracias a sus ágiles embarcaciones, llamadas dromones, y al uso de armas innovadoras como el fuego griego.
En este aspecto tuvo una importancia decisiva la Armada bizantina, no solo en la defensa de las posesiones imperiales en el mar, sino para repeler los ataques contra Constantinopla.
[4] En las postrimerías del siglo VIII, la Armada bizantina tenía nuevamente el poder en el Mediterráneo, y aún mantenía cierto éxito en su rivalidad con las flotas musulmanas.
[10] Los ataques vándalos continuaron sin cesar las siguientes dos décadas, pese a los repetidos intentos romanos para derrotarlos.
[10] El Imperio Occidental se encontraba impotente, su marina de guerra se redujo a casi nada,[11] pero los emperadores de oriente podrían recurrir a los recursos y conocimientos navales del Mediterráneo oriental.
[10] Finalmente, en 486, una gran expedición del oriente fue hecha bajo Basilisco, supuestamente ennumeraron 1113 barcos y 100.000 hombres, pero falló estrepitosamente.
Ya en el 520, Teodorico planeó construir una flota masiva dirigida contra los bizantinos y los vándalos, pero su muerte en 526 limitó en gran medida que estos planes se llevasen a cabo.
[17] En 535, la Guerra Gótica comenzó con un doble ataque bizantino, con una flota, de nuevo, acarreando al ejército de Belisario hacia Sicilia y luego a Italia, y otro ejército invadiendo Dalmacia.
Durante este sitio, la flota de los eslavos de monoxyla fue interceptada y destruida por la flota bizantina, negando el paso del ejército persa en el estrecho del Bósforo y, finalmente, forzando a los ávaros a retirarse.
[23] Durante el 640, la conquista musulmana de Siria y Egipto creó una nueva amenaza para el imperio Bizantino.
[28] Después de haber conquistado Chipre en 649 y atacado Rodas, Creta y Sicilia, la joven armada árabe infligió una derrota decisiva a los Bizantinos, comandados personalmente por el emperador Constante II durante la batalla del Fénix.
Durante el largo y primer cerco árabe a aquella ciudad, la armada bizantina se reveló como fundamental para la supervivencia del Imperio: las armadas árabes fueron derrotadas a través del uso de la recientemente desarrollada arma secreta bizantina, el «fuego griego».
Los bizantinos consiguieron detener el avance musulmán en Asia menor y en el mar Egeo, llevando a que se desarrollase una tregua de treinta años.
[36] El gobernador árabe Musa ibn Nusair fundó una nueva ciudad y una base naval en Túnez, donde fueron llevados mil operadores navales coptos para construir una nueva flota que desafiase el control bizantino del Mediterráneo Occidental.