Batalla del Helesponto

Ya en el año 323, Constantino estaba presto para reiniciar el conflicto: cuando su ejército se encontraba persiguiendo a un grupo de invasores visigodos (o sármatas), cruzó la frontera del territorio liciniano, suscitándose un oportuno casus belli.

Por otra parte, como ahora el emperador controlaba Iliria, contaba con el acceso a los mejores reclutas del imperio.

Licinio nombró a Martiniano, un magister officiorum de su corte, como coemperador en Lámpsaco, situada en la orilla asiática del Helesponto.

[2]​ La batalla concluyó al anochecer, con Abanto obligado a dirigir sus navíos hacia Eanto, mientras que otros encontraron refugio en Eleu, en Calípolis (actual península de Galípoli).

Para suerte del príncipe Crispo, una tempestad destruyó muchas de las embarcaciones licinianas que se hallaban todavía ancladas en la costa.

[13]​ Bizancio y Calcedonia capitularon, mientras que Licinio se rindió en Nicomedia, lo cual le otorgó a Constantino el control único del Imperio romano.

Estrecho del Bósforo y el mar de Mármara .
Maqueta de un trirreme romano.
Sólido bizantino con el busto de Crispo ( r. 317-326), vencedor de la batalla del Helesponto, emitido en Sirmio para celebrar la victoria de Constantino sobre los godos en 323.