Junto a la gran labor lingüística, sobre todo gramatical y de vocabularios, ejercida sobre las lenguas autóctonas, es un hito de fines del siglo XVI el llamado Códice Boxer, manuscrito ilustrado compuesto por el militar y gobernador Luis Pérez Dasmariñas.
[2] A ello se suma la tradición de estudios históricos, geográficos y naturalistas realizados en castellano.
Paradójicamente, las primeras décadas del siglo XX, época de ocupación estadounidense, vieron el mayor florecimiento literario filipino y en idioma español, florecimiento que configura una extensa proyección filipinista a la cual se vinculan en su base Wenceslao Retana y Epifanio de los Santos.
El ámbito inglés de Area Studies, siguiendo sus hábitos contemporáneos, ha querido delimitar el filipinismo, en su origen de ámbito hispanohablante, como Philippine Studies (estudios filipinos), mediante trabajos redactados en inglés por investigadores extranjeros.
Se ha querido acomodar esa tendencia a los estudios realizados en Filipinas y en inglés con esa denominación, o incluso como Philippinology, términos que no han obtenido naturalización en las lenguas más directamente concernidas, español y filipino.
En diferentes instancias, comenzando por la Biblioteca Nacional de Filipinas, así como en diversas realizaciones culturales, se usa esta denominación.
Por otra parte, es preciso considerar la específica conservación y difusión de importantes fondos en las grandes bibliotecas españolas (AECID, UCM, BNE), cuyas colecciones no tienen comparación y, por ello, son insustituibles para la cultura del archipiélago.
Entre las tradicionales revistas del ámbito científico filipinista en España durante el siglo XX se encuentran los Anales del Museo Nacional de Antropología y la Revista Española de Antropología Americana.
Los principales museos modernos filipinistas del archipiélago son el Museo Ayala (en Makati, Manila) y el Museo López (fundado en 1960 por Eugenio López en Pasig, que alberga también Biblioteca), ambos fundaciones privadas de grandes familias (la española Zóbel de Ayala y la china López) las cuales reconstruyen material indígena y artes modernas.
El Museo López alberga el célebre mapa de Filipinas del jesuita gaditano Pedro Murillo Velarde, pieza cartográfica correspondiente al volumen filipino incluido en su Geografía General, que da razón histórica de la entidad y extensión archipielágica del país creado por la administración española y por tanto decisivo en las frecuentes disputas internacionales relativas a los complejos límites fronterizos de la región.
El problema fundamental consiste en la diglosia, o poliglosia, cabría decir en el especial caso filipino.
Según viene a definir en su extensa obra filológica Virgilio Almario,[25] director de Komisyon sa Wikang Filipino, la gran operación cultural, e implícitamente política, filipina (con inicial -f- y no -p-) consiste en la consecución del "filipino" (basado en el tagalo y en convergencia con las restantes lenguas importantes del país, entre ellas el criollo español o chabacano) como lengua nacional.
Esto atañe, pues, al chabacano y, en segundo término, a una posición más receptiva con el español, casi excluido durante décadas, en particular desde 1973.
[26] El nuevo criterio lingüístico se propone la resolución de las patologías lingüísticas diglósicas y disléxicas fuerte y lamentablemente arraigadas tras el inicio de la imposición, a comienzos del siglo XX, del idioma inglés.
A pesar de los estudios importantes dedicados al idioma chabacano por Clarita Nolasco,[27] María Isabelita Riego de Dios,[28] Bernardino S. Camins[29] o por Lipski, Romanillos y más tecnológicamente por Antonio Quilis, lo cierto es que hasta tiempos recientes permanecía como referencia fundamental y generalizada para el chabacano la establecida por el hispanista inglés Keith Whinnom.
Ahora bien, según ha hecho ver Mauro Fernández, el orden de cosas establecido a mediados del siglo XX por Whinnom,[30] quien durante algunos años profesó en Hong Kong y Jamaica, es inadecuado.
Esto último constituye un caso único en términos prácticos, y también lingüísticamente muy interesante, entre las lenguas filipinas (véase Bibliografía).