En ciertas definiciones, como la de Joshua Fishman, no es necesario que las dos variedades estén emparentadas o sean parecidas.
La variedad B suele adquirirse como lengua materna, en tanto que la A solo se aprende formalmente en contextos académicos.
La variedad A dispone de un léxico culto, técnico y especializado del que carece B.
La variedad A está estandarizada gracias a la elaboración de gramáticas, diccionarios y normas ortográficas que permiten su conocimiento; tal proceso de estandarización no existe para la variedad B.
Por ello conviene consultar revisiones actualizadas si se quiere ir más allá de la descripción.