1440-1507) fue un pintor gótico español, el más destacado exponente del estilo hispanoflamenco en Salamanca y su área de influencia.
La escasa documentación conservada no permite conocer ni el lugar ni la fecha de su nacimiento, que se ha supuesto tuviese lugar en Salamanca y hacia 1440.
Nada se sabe de su formación y primeros años, pero el estilo de sus obras demuestra que en sus inicios (Piedad del Museo del Prado) estuvo sujeto a la influencia ya un tanto arcaica del gótico internacional y en deuda con Dello Delli y Nicolás Florentino, autores del retablo mayor de la Catedral Vieja de Salamanca.
[1] Pero su formación se habría completado, sin salir del ámbito castellano-leonés, en el entorno de un pintor que por ahora no es posible determinar, conocedor del estilo flamenco, sin que quepa descartar una aproximación a ese estilo a través del estudio de pinturas y grabados de ese origen llegados a Castilla en abundancia.
[5] La vestimenta de los donantes, retratados a menor escala que el grupo principal, y lo que se ha llamado una influencia flamenca «insuficientemente digerida», permiten datar esta obra en los inicios de la carrera del pintor, hacia 1470.
[8] Esta iconografía, que Fernando Gallego va a repetir con ligeras variantes como el color amarillo de la túnica que viste la sinagoga en los brazos del trono del Cristo bendiciendo del Museo del Prado, se explicaba según Erwin Panofsky con la frase «Vetus testamentum velatum, novum testamentum revelatum» y se relacionaba desde su origen, hacia el siglo XII, con un versículo de las Lamentaciones de Jeremías: «La corona ha caído de nuestras cabezas, ¡ay de nosotros que hemos pecado!
[12] Las fechas de su ejecución podrían estar comprendidas entre 1480 y 1485, como la Epifanía del MNAC, obra de excepcional calidad, superior a las restantes versiones que del mismo tema pintó Gallego o que se han relacionado con él.
Lleva la firma «.FERÑADVS.GALLECVS.» a los pies de la Virgen, en la tabla central,[14] flanqueada por San Andrés y San Cristóbal en las tablas laterales conforme a sus habituales iconografías y ante paisajes rocosos de un carácter muy flamenco.
De calidad desigual y en conjunto inferior a otras obras del maestro,[30] Fernando Gallego contó para su realización con ayudantes cuya colaboración se advierte en diferente medida en prácticamente todas las tablas, correspondiendo íntegramente al maestro tan solo la Anunciación y el Nacimiento.
[31] Chandler R. Post distinguió en su ejecución tres manos principales, una de las cuales podría ser la del enigmático Francisco Gallego, a quien se atribuyen tablas como el Camino del Calvario o la Crucifixión.
La reflectografía infrarroja permite advertir un cambio significativo en la concepción de la imagen.