Está considerado junto a José Luján Pérez, su maestro, los escultores más importantes del Archipiélago canario.Padrón Acosta y Tarquis Rodríguez anotaron su vinculación con el convento franciscano de la localidad, donde recibiría la enseñanda primaria.Sin embargo, no se ha aprobado esta posible formación en el cenobio.Algunos familiares del imaginero tinerfeño residieron en esta ciudad a principios de siglo XIX, y existe documentada una estancia de su padre en Las Palmas en 1801, atendiendo un problema relacionado con un encargo de orfebrería,[11] que prueba el reconocimiento dispensado al taller familiar o la cotinianeidad con que se abordaría el traslado de Fernando a Gran Canaria en los primeros años del Ochocientos[12] Lo que sí queda claro es que Estévez desarrolla su formación artística en Las Palmas bajo la tutela de Luján Pérez, en su obrador situado en la calle Santa Bárbara.[14] Estévez regresa a la Villa en 1806,[15] cuando contaba con 18 años de edad, y donde abrirá su taller en el domicilio familiar.En esta etapa, Estévez desplegó una labor artística bastante notoria, convirtiéndose en el escultor más importante y de mayor fama del archipiélago.Sus comienzos como escultor coincidieron con una época de renovación artística que vivía La Orotava.), conocida como el "Santísimo Cristo del Calvario", San Isidro y Santa María de la Cabeza.[20] También realizó para la capital palmera las esfigies de la Magdalena Penitente (1837) y la Virgen del Rosario, para la comunidad dominica.Así, en 1758 se crea la Venerable Esclavitud del Santísimo Cristo a La Columna en la parroquia de San Juan Bautista.Con la llegada del siglo XIX, viajeros europeos y artistas locales pusieron su atención en el Cristo de Roldán.[14] La obra de Estévez supone un proceso evolutivo, parejo a la propia creatividad del artista.Las esculturas del maestro arrancan desde piezas bajo la influencia de Luján Pérez y modelos disponibles en su entorno,[25] evolucionando a tallas bajo el imperante neoclasicismo[26] hasta dejar entrever en sus últimas obras una clara concepción romanticista.El Nazareno tiene una cabeza exquisitamente esculpida, “muy superior a los realizados por Luján para los templos de Gran Canaria”.Su destacada labor docente mereció elogios del naturalista francés Sabino Berthelot, cónsul de Francia.La muerte de Fernando Estévez influyó enormemente en la organización de la Academia, ya que había sido el mentor del progreso del arte, al que, con su espíritu ilustrado, propició una mayor dignidad.La memoria del curso le recuerda con estas palabras que resultan elocuentes para su categoría artística: "distinguido escultor, sobresaliente dibujante y pintor"[33] Las representaciones del escultor orotavense muestran un marcado clasicismo, inspiradas en los modelos greco-latinos.Aun así, hubo personas que lo conocieron y manteniéndose próximos su estilo, reconociéndolo como máxima autoridad de la escultura del momento.[40] Estos seguidores dilataron su estilo hasta bien entrado el siglo XX, como lo fueron Nicolás Perdigón Oramas (1853-1933) y sus hijos José María (1893-1974) y Jesús (1988-1970), llegando a crear una Academia de Dibujo en La Orotava, en la que se formaron muchos jóvenes que siguieron admirando e imitando el arte de Estévez.Como broche final a los distintos actos que se celebraron en La Orotava, en honor del gran escultor.