Tuvo cinco hermanos, tres varones y dos mujeres.
En este cargo también intercedió por e intentó suavizar la condena del ilustrado Pablo de Olavide y protegió los intentos de traducir la liturgia cristiana al español del ilustrado y liberal valenciano León de Arroyal, protección en la que no pudo perseverar porque la muerte la frustró.
También protegió a otros destacados ilustrados, como el helenista escolapio Pedro Estala, que pronunció al morir Bertrán su panegírico fúnebre, después impreso; Antonio Tavira, Juan Antonio Melón, Joaquín Lorenzo Villanueva, Antolín Merino y Bernardo Agustín de Zamora.
[2] Por otra parte, José Iglesias de la Casa le dedicó su Al Ilmo.
Por demás, renovó la predicación, viciada por los excesos culteranos satirizados por el padre José Francisco de Isla, usando en sus sermones el modelo estatuido por fray Luis de Granada en su Retórica eclesiástica.
Así, el seminario se instala en el Colegio del Espíritu Santo, más conocido como Clerecía y que los jesuitas dejaron vacío, aunque compartido durante los primeros años con el Colegio de Irlandeses.
Existe un retrato suyo realizado por el pintor neoclásico valenciano José Vergara Gimeno, que se conserva en la Universidad de Valencia.