La fascia es una estructura de tejido conectivo que se extiende por todo el cuerpo.
La fascia profunda es una capa de tejido conectivo denso y organizado, desprovisto de grasa, que cubre la mayor parte del cuerpo paralelamente o profundamente a la piel y al tejido subcutáneo.
Las extensiones desde su superficie interna revisten estructuras más profundas, como los músculos o paquetes neurovasculares y se le denomina fascia de revestimiento.
Cuando se unen fascia y hueso, esta quede firmemente unida al periostio (cubierta ósea).
Por otro lado, también cuenta con la capacidad de cambiar su densidad, sin llegar nunca a la rigidez, pudiendo así actuar contra las tensiones excesivas y otros impulsos mecánicos que pueden agredir al cuerpo de una manera súbita.
Pero también supone un elemento de integración de todos los elementos corporales puesto que cada capa o parte fascial está unida a otra formando así una red continua que conecta todo el organismo.
Los compartimentos formados por el sistema fascial facilitan el trabajo muscular, permitiendo la formación de grupos funcionales y constituyendo planos de movimiento sobre los que se deslizan unos músculos sobre otros.
La fascia constituye una especie de red continua que reviste y conecta todos los elementos del cuerpo.
La elasticidad del sistema fascial y su ubicación revistiendo todas las estructuras del cuerpo permiten que constituya un importante sistema de soporte y de equilibrio postural.
Se considera que el desequilibrio del sistema fascial influye considerablemente en la formación de compensaciones posturales que, con el tiempo, crean hábitos inadecuados llevando a diferentes patologías (contracturas...).
En función de la distribución de las fibras, el sistema fascial puede restringir la amplitud del movimiento en cualquier nivel, o bien incrementar la fuerza muscular al ofrecerle una resistencia lateral que garantiza su correcto funcionamiento.
Cualquiera que sea su función, dicha ubicación está determinada por el sistema fascial.
Esta movilidad es indispensable en el proceso de adaptación a diferentes obstáculos.
La fascia es un sustrato biológico que cruza varias disciplinas científicas, médico-quirúrgicas, médicas y terapéuticas tanto en las modalidades convencionales como en las complementarias-alternativas.
Si el grado de tensión al que se somete las fibras es bajo, estas adoptaran una morfología ondulada, característica importante a la hora de analizar el comportamiento durante la inducción miofascial.
Por el contrario si la fuerza de tensión es continua y prolongada, las moléculas que compone la fascia se orienta en serie.
Todas estas situaciones mecánicas a las que se ve sometida la fascia, si se produce de manera extrema y continua en el tiempo, pueden crear alteraciones en su composición conllevando disfunciones en su capacidad de movimiento y flexibilidad.
Otras situaciones que puede afectar al tejido conjuntivo y por tanto a la conformación de las fascias son situaciones de estrés que sufre el organismo como son traumatismos, inflamaciones, infecciones, exposición a sustancias nocivas, etc.
Las teorías son las siguientes: La piezoelectricidad es un fenómeno presentado por determinados cristales que al ser sometidos a tensiones mecánicas adquieren una polarización en su masa apareciendo una diferencia de potencial y cargas eléctricas en su superficie (Pilat 2003).
Si observamos este fenómeno desde el punto de vista del tejido fascial, se puede observar que cuando someto a presión al principal componente del tejido conectivo, como es el colágeno, éste puede cambiar su polaridad y su electricidad basal, lo que provoca cambios físicos en este colágeno (resistencia, elasticidad y elongación).
Si observamos este fenómeno desde el punto de vista del tejido fascial, se ha observado que al realizar una presión suave durante bastante tiempo, esta fascia se deforma debido a esas propiedades viscoelásticas que tiene.
Son muy frecuentes y numerosas en el cuerpo humano, se producen con gran facilidad, tienden a aumentar con la edad y pueden ser consecuencia de una cicatriz, una inflamación, una infección, una irritación o un aumento de cargas en una zona del cuerpo.
En primer lugar fue E. Dicke (1920-1930) la que definió el Bindegewebsmassage (BMG) conocido en España como Masaje de Tejido Conjuntivo, basado en los efectos reflejos del tratamiento sobre la fascia superficial.
El término liberación miofascial (myofascial release) fue propuesto por Ward en 1960 y posteriormente adoptado por otros continuadores del método como Barnes, Cantu o Pilat en España.
La localización del masaje es variable, pero se suelen utilizar las zonas más reflexógenas (mano, pie, oreja, tronco).