Colaboró en las revistas literarias de la época como Quatre gats, La Creu del Montseny, Pèl & Ploma o Auba.
Según Javier Varela Tortajada, D'Ors dio durante sus primeros años señales «de ser un nacionalista exaltado».
[6] Para la realización de esta renovación de la sociedad propuso D'Ors un proyecto esencialmente educativo que denominó noucentisme o novecentismo, que intentó llevar a cabo principalmente en dos vertientes, la artística y la política.
Desde 1906, la actividad de Eugenio d'Ors en los medios culturales barceloneses cuajó y encontró su mejor altavoz en el Glosari.
Las glosas son unos breves comentarios diarios en la prensa, al hilo de la actualidad, pero con una inusitada hondura reflexiva.
Su estilo, sin embargo, le valió algún reproche, como el de Josep Pla: «Eugenio d'Ors habla en cursiva».
Presentó sus trabajos en 1908 en el III Congreso Internacional de Filosofía que se celebró en Heidelberg.
Sin embargo, su actuación en estos años generará tantas envidias, suspicacias y vanidades que finalmente se verá forzado a retirarse.
Eugenio d'Ors saldó aquella disputa en la Asamblea General con el exilio voluntario de Cataluña.
Desde Madrid viajaría en 1921 hasta Argentina, invitado por el Colegio Novecentista, para impartir unos cursos sobre su Doctrina de la Inteligencia.
Los años de Francia fueron también muy fecundos en publicaciones, en especial, sobre arte: Paul Cézanne (1930), Pablo Picasso (1930) y Du Baroque (1935).
En esa condición consiguió reunir en Ginebra y recuperar para el «Nuevo Estado» franquista los tesoros del Museo del Prado que habían sido enviados temporalmente por el anterior gobierno de la República durante la guerra.
Teniendo un prólogo en la exposició homenaje a Isidre Nonell, celebrada en 1942, y un epílogo en la denominada "Última Exposición", homenaje póstumo a D'Ors en 1955, y celebrada en la Dirección General de Bellas Artes.
Sus patrocinadores fueron un grupo heterogéneo de amantes del arte entre los que se encontraban críticos, coleccionistas, diplomáticos, galeristas, médicos o arquitectos.
Eugenio d'Ors se afincó en Villanueva y Geltrú pasada ya la guerra civil, algo que hizo que su relación con la cercana Villafranca del Panadés fuera cada vez más sólida hasta el punto de llegar a ser nombrado hijo adoptivo de la villa.