La explosión ha sido la mayor de todas las ocurridas en Estados Unidos, superando en volumen de material expulsado y en poder destructivo a la explosión del pico Lassen en California (1915).
A las 8:32 a. m. del 18 de mayo de 1980, un terremoto sacudió la tierra y la debilitada cara norte se desplomó repentinamente, liberando gran cantidad de gases, lava y rocas calientes que volaron hacia el lago Spirit tan rápido como tardó la cara norte en desplomarse.
Una gran columna de cenizas volcánicas comenzó a elevarse hacia la atmósfera.
Dicha ceniza llegó a depositarse en once diferentes estados de EE. UU.
Al mismo tiempo, la nieve, el hielo y varios glaciares enteros del monte Santa Helena comenzaron a fundirse, formando una serie de largos lahares que alcanzaron el río Columbia.
Durante los siguientes días se produjeron pequeñas erupciones y solo una de gran magnitud, aunque no tan destructiva como la primera.
A mediados de mayo ya se extendía unos 120 m por toda la cara norte.
El 7 de mayo se produjeron erupciones similares a las sucedidas en marzo y abril, y durante los siguientes días la grieta de la cara norte alcanzó unas tremendas dimensiones.
Hasta este punto, toda la actividad se limitó a la cúpula de la cima.
Al ser domingo, se evitó que más de 300 leñadores estuvieran trabajando en la zona.
El área cubierta se estimó en 62 km² y el volumen total depositado se calculó en unos 2,9 km³, lo que le convierte en uno de los mayores corrimientos de tierra registrados en la historia.
Tras el derrumbamiento de la ladera norte el magma tipo dacita que se alojaba en el cuello del monte Santa Helena quedó repentinamente expuesto a una presión mucho menor, lo que produjo una devastadora explosión de gases, roca medio fundida y vapor de agua, unos segundos después del derrumbamiento.
El material supercaliente que cayó en el lago Spirit y en la vertiente norte del río Toutle convirtió el agua en vapor, produciendo una segunda explosión que se oyó en puntos tan lejanos como Columbia Británica, Montana, Idaho y el norte de California.
Curiosamente, en algunas áreas más cercanas a la erupción (Portland, Oregón) no se escuchó dicha explosión.
El área afectada por el volcán puede subdividirse en 3 zonas concéntricas: Cuando el flujo piroclástico se encontró con su primera víctima humana, aún estaba a 360 °C e iba acompañado de gases sofocantes y material incandescente.
El posadero Harry Truman quedó enterrado bajo decenas de metros del material arrastrado por la avalancha.
Los puentes situados en la boca de Pine Creek y en Swift Reservoir fueron destruidos tras el paso del lodo.
Los glaciares y la nieve derretidos se mezclaron con tefra en la ladera nordeste del volcán, lo que dio lugar a la creación de múltiples lahares.
Estas riadas se desplazaron por las vertientes norte y sur del Toutle River y se reunieron en la confluencia de las vertientes del Toutle River y del Cowlitz River, cerca de Castle Rock (Washington), a la 1:00 p. m. Noventa minutos tras la erupción, el primer lahar se había desplazado unos 43 km corriente arriba.
Una segunda erupción tuvo lugar al día siguiente, pero la tripulación sobrevivió y fue rescatada dos días más tarde.
La ceniza depositada tras la erupción dio lugar a diversos problemas relacionadas principalmente con el transporte y con el tratamiento de aguas residuales.
La visibilidad se redujo en gran medida mientras la ceniza permaneció en el aire, lo que obligó a cerrar muchas autopistas y carreteras.
La carretera interestatal 90 que une Seattle con Spokane fue cerrada durante una semana y media.
Para minimizar el levantamiento de la ceniza ya depositada por la acción del viento, los basureros y las demás superficies destinadas a albergar la ceniza fueron cubiertas con una capa de abono para sembrar hierba.
Army Corps of Engineers y a la Federal Emergency Management Agency.
Sin embargo, también hubo otros costes indirectos y menos tangibles causados por la erupción.
El desempleo en toda la región alrededor del monte Santa Helena aumentó unas diez veces en las semanas posteriores a la erupción, y luego volvió a la normalidad una vez que las operaciones para recuperar la madera y para limpiar la ceniza se pusieron en marcha.
Sin embargo, a largo plazo todas estas consecuencias adversas se tornaron en lo contrario, ya que el monte Santa Helena adquirió fama mundial y se convirtió en un importante reclamo turístico.