Después de haber pasado por varios propietarios, el dibujo se conserva actualmente en la sala 90 del Museo Británico.
Fue en estos años en Roma, y sobre todo tras la muerte de su amiga Vittoria Colonna (1547), que Miguel Ángel se volvió más religioso, actitud ya demostrada anteriormente como se puede descubrir, en unos poemas dirigidos a su amiga, en los que habla del pecado y la salvación eterna, con un tono de angustia y amargura.
[2] Según Condivi, una vez muerta Vittoria, Miguel Ángel cayó en un estado «que durante mucho tiempo parecía loco»; entró en una especie de deriva y se vio arrastrado por sus obsesiones religiosas.
Así, en Florencia triunfaban las teorías científicas y la filosofía de Platón, mientras que en Venecia las ideas se inclinaban más hacia las enseñanzas de Aristóteles, que tendían hacia a una libertad mayor y más fantasía.
El teórico Marco Pino lo expuso con gran claridad cuando dijo: Erwin Panofsky supo describir esta síntesis en un texto:[5] El corpus de los dibujos realizados por Miguel Ángel fue muy amplio e importante.
Según informa Giorgio Vasari, el gran artista solía quemar las obras que no le satisfacían totalmente: Sin embargo, a pesar de todas estas destrucciones, Miguel Ángel dejó muchos dibujos en su casa de Florencia, además de los que regaló en vida a sus amigos, entre ellos a Vittoria Colonna y Tommaso Cavalieri.
[13] Ya en el siglo XIX, un cobrador escocés llamado John Malcolm de Poltalloch lo compró por solo once libras y seis peniques, y a su muerte en 1893 su hijo John Wingfield Malcolm donó el dibujo al Museo Británico.
[nota 3] La obra se presenta menos acabada y definida que otras de la misma categoría.
[16] Hasta la aparición del análisis de Ernst Gombrich (1986) prevaleció la interpretación hecha por Thode (1908).
[11] La composición muestra como figuras principales: la Virgen María con el Niño Jesús entre sus piernas, otra figura adulta, a su izquierda, representa San José, delante de él hay San Juan Bautista niño y otra figura adulta joven a la derecha de María que queda sin identificar y con la que sostiene María una conversación.
Llama la atención el gesto realizado por María como si quisiera apartar San José.
Las tres cabezas de personajes que se muestran en el fondo, según Tolnay, fueron añadidas posteriormente por Ascanio Condivi, cuando empleó este dibujo que tenía en su poder, para realizar una pintura inacabada con el tema de la «Sagrada familia».
Se pudo averiguar la marca de agua que mostraba un ancla dentro de un círculo, así como las uniones entre las hojas que con el paso del tiempo se han ido alineando con más papel y ropa y han causado distorsiones y divisiones en la superficie también por la tensión en los bordes por haber estado unido a un marco de madera.