Por lo general, se manifiesta por una fase prodrómica no letal en los minutos u horas siguientes a la irradiación.Finalmente, sobreviene la fase aguda, potencialmente mortal, que se manifiesta por un vasto abanico de posibles síntomas, estando los más frecuentes vinculados a trastornos hematopoyéticos (producción de células sanguíneas), gastrointestinales, cutáneos, respiratorios y cerebrovasculares.Las fuentes de radiación naturales no son, por lo general, lo bastante intensas como para provocar radiotoxemia, de manera que ésta viene provocada la mayoría de las veces por actividades humanas: un accidente nuclear grave en un laboratorio o en una central nuclear, exposición a una fuente radiactiva potente (yacimiento, instrumentación o vertido) o una explosión atómica.El Roentgen (R) es la medida de la carga eléctrica producida por las radiaciones X (ionización) o gamma depositada en aire seco en condiciones estándar.[1] La exposición crónica a la radiación ionizante puede causar leucemia y otros cánceres.Una dosis de radiación extremadamente alta para el cuerpo entero, como 100 Sv (10 000 rems) causa en un período corto inconsciencia y muerte, ya que se destruyen las células nerviosas.Una dosis menor (pero todavía alta) causaría una enfermedad grave inmediata, después de la cual la víctima parecerá que se recupera, sólo para morir unos días después, cuando las células intestinales que se dividen rápidamente fallen.Los síntomas corresponden a una irradiación de todo el cuerpo con una dosis promedio igual al valor indicado.
La dosis de radiación está expresada en
Grays
.
Mortalidad sin cuidados posteriores.
Mortalidad con cuidados posteriores.