La Agencia de Seguridad Nuclear y Protección Radiológica de Australia (en inglés: "Australian Radiation Protection and Nuclear Safety Agency", ARPANSA) es el cuerpo gubernamental federal que monitorea e identifica los riesgos de radiación solar y nuclear en Australia.
Cuando eso sucedió en Three Mile Island en 1979, se expuso otra línea de errores en el mundo nuclear.
El accidente reveló serias deficiencias en un sistema que tenía como misión proteger la salud y seguridad de las personas.
Si la inestabilidad del material nuclear genera un comportamiento inesperado, puede resultar en una excursión de energía no controlada.
No proporcionar esa energía a los sistemas de enfriamiento, como sucedió en Fukushima I, puede causar serios accidentes.
Las plantas de energía nuclear generalmente son consideradas blancos "duros", aunque no siempre esto es así.
En Estados Unidos, las plantas están rodeadas por una doble fila de altas rejas que son monitoreadas electrónicamente.
Sin embargo, para hacer un scram (hacer un apagado rápido de emergencia) de una planta no toma más de 5 segundos mientras que un reinicio sin impedimentos puede tomar horas, dificultando seriamente que una fuerza terrorista pueda liberar radiactividad en un hipotético ataque.
Un ataque aéreo es un problema que ha sido resaltado desde los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos.
Tal "ciberataque" se saltaría las defensas físicas de las plantas nucleares y esto demostraría una importante nueva vulnerabilidad.
Japón, India, China y Estados Unidos están entre los países que poseen plantas nucleares en regiones afectas por terremotos.
El material nuclear puede ser peligroso si no es manejado o desechado en forma apropiada.
Adicionalmente, también hay químicos tóxicos o peligrosos que pueden ser usados como parte de la operación de la planta, que deben ser manejados y desechados en forma apropiada.
Lo más probable es que las próximas plantas nucleares en ser construidas sean diseños de la Generación III o III+, y unas poca de tales plantas ya están en operación en Japón.
Él argumenta que "el problema con los reactores más nuevos y los accidentes son dos: surgen escenarios que son imposibles de planificar en las simulaciones, y los humanos cometen errores".
[33] Al mismo tiempo, existe alguna evidencia que las prácticas operacionales no son fáciles de cambiar.
Dos tipos de errores fueron calificadas como las más serias: los errores cometidos durante las operaciones en terreno, tales como mantenciones y pruebas, que pueden causar accidentes; y los errores humanos cometidos durante accidentes más pequeños o menos graves que se acoplan en cascada para provocar una falla completa.
[34] Sin embargo una planta segura está diseñada para ser operada por humanos que tienden a cometer errores.
Pero, los operadores de estas plantas normalmente han considerado estas secuencias de accidentes (denominados eventos 'más allá del diseño base') tan poco probables que no han preparado o construido salvaguardas completas.
Muchos ingenieros y científicos nucleares que han tomado tales decisiones, incluso por buenos motivos en relación con la disponibilidad de energía en el largo plazo, ahora consideran que hacerlo son el consentimiento informado de estas es erróneo, y que la seguridad de la energía nuclear y de las tecnologías nucleares deberían estar basada fundamentalmente en la moralidad, más que en consideraciones puramente técnicas, económicas o comerciales.
Las corporaciones y gobiernos controlan cualquier información que es hecha disponible para el público general.
Cooke dice "cuando la información es hecha disponible, a menudo está en una prosa y jerga incomprensible".
[27] Los generadores diésel de respaldo que podrían haber impedido el desastre estaban localizados en un subterráneo, donde ellos fueron inundados por las olas.
Tres de los reactores se "sobrecalentaron rápidamente, causando derretimientos que eventualmente llevaron a explosiones, que lanzaron grandes cantidades de material radiactivo en la atmósfera".
[42] Un informe del gobierno japonés a la IAEA dice que "el combustible nuclear en tres de los reactores probablemente se fundió a través de los contenedores internos, no sólo el núcleo".
'En Fukushima, los cuatro reactores estuvieron sin control por semanas -- generando dudas si incluso una avanzada economía puede dominar el tema de la seguridad nuclear'.
[46] A medida que los materiales radiactivos decaen, ellos liberan partículas que pueden dañar al cuerpo humano y llevan al cáncer, particularmente el cesio-137 y el yodo-131.
Miles de personas que ingirieron leche contaminada con iodo radiactivo desarrollaron cáncer a la tiroides.
Pero pienso que hacer estas comparaciones solo en términos de muertes nucleares no ayudan en nada.
[43] Existe una preocupación de que los países en desarrollo "se apresuren en unirse a los así llamado renacimiento nuclear sin la necesaria infraestructura, personal, estructura regulatoria y cultura de seguridad".