[1] Se promovió su contenido radiactivo como beneficioso para la salud, incluida la acción antibacteriana y una contribución al fortalecimiento de las «defensas de dientes y encías».
[1][3] Se suponía que la radiación ionizante mataba las bacterias y «masajeaba» las encías.
[2] En su momento se celebró el dentífrico como hito de la ciencia y fue alabado como «cura milagrosa».
Los daños producidos por la radiación y sus consecuencias cancerígenas eran prácticamente desconocidas en la época, a pesar de que ya se conocieran casos como el de las chicas del radio.
[2] Durante la administración militar alemana en la Francia ocupada durante la Segunda Guerra Mundial, un grupo de científicos alemanes robó todo el torio que pudieron encontrar.