Los radicales H· y OH· son moléculas neutras con gran reactividad química pues tienen un electrón desparejado que con muy poco esfuerzo tenderá a crear enlaces y robar así átomos a otras moléculas que en el peor de los casos podrían ser biomoléculas funcionales tales como proteínas o nucleótidos.
Pero otros se propagan pudiendo llegar en última instancia a atacar las cadenas de ADN si estos han sido generados en el núcleo celular.
[6] La etapa biológica se inicia con la activación de reacciones enzimáticas para reparar el daño producido por las radiaciones.
[3] Algunas de estas lesiones serán reparadas y no influyen en la viabilidad celular y otras no serán reparadas con lo que se producirá la muerte celular en interfase, mitosis o incluso después de varias divisiones celulares tras la exposición a la radiación.
Pero en donde más estudios se han realizado, es en las acciones de la radiación sobre los elementos del núcleo celular, sobre el ADN.
Existen múltiples pruebas que demuestran esta hipótesis como son: La lesión del ADN es de vital importancia en radioterapia para combatir las células tumorales.
Un elemento biológico es más sensible cuanto mayor es su respuesta a una dosis determinada de radiación.
El elemento biológico es más radiosensible cuando necesita menos dosis de radiación para alcanzar un efecto determinado.
La radiosensibilidad es la forma en la que se manifiesta la acción biológica producida por la radiación sobre una determinada población celular o tejido.
Las células humanas poseen una importante capacidad para reparar el daño producido en su ADN, que varían en velocidad, capacidad y fidelidad y por ello se explica las diferencias de radiosensibilidad en las distintas poblaciones celulares.
Existen diferentes mecanismos en células humanas para la reparación de las lesiones radioinducidas en el ADN como son: Aunque la radiación lesiona y puede destruir tanto a las células cancerosas como a las normales, estas últimas pueden repararse y recuperar su funcionamiento adecuado.