El gran dios Pan

Tras esto, comienza a investigar la relación entre varias muertes en extrañas circunstancias acontecidas en la Inglaterra victoriana.

Al salir de un restaurante, Villiers encuentra a su viejo amigo Herbert, quien pide limosna.

Al día siguiente, Villiers conversa con su amigo Austin y le pregunta si conoce a alguien llamado Herbert.

La alteración que le causa su estancia en ese lugar se traduce, de acuerdo a un diagnóstico médico, en nerviosismo y agotamiento.

Descubre que ella cambia constantemente su nombre y es, en realidad la esposa de Herbert.

Consta también de una increíble agilidad y astucia, al igual que su padre Hermes.

Una vez allí, fue presentado a los dioses y recibió el nombre de Pan (en griego παν), que significa “todos”, apodo atribuido a la inmensa alegría que causó en los dioses de manera unánime.

Junto a Hermes y Dioniso, son considerados símbolos del mundo sobrenatural.

En la mitológica griega, a Helena se la considera como la causante del mal, al haber sido la razón por la cual comenzó la Guerra de Troya.

Su esposo, Menelao, descubrió que se encontraba junto a Paris de Troya.

El mito cuenta que Pasífae, esposa del rey Minos de Creta, tuvo un hijo con un toro enviado por Posidón.

Machen se basó en el poema A musical Instrument de Elizabeth Barret Browning[8]​ para crear su obra.

Los dioses acceden a sus súplicas, y la transforman en cáñamo para que Pan no sea capaz de alcanzarla.

En ambas se trata el tema del conocimiento, y la responsabilidad que conlleva.

Aunque ambos personajes lo hacen ver como una manera de protegerse del malvado mundo científico que roba trabajos ajenos y no da el suficiente reconocimiento a sus autores, es evidente que en ambos casos se trata de egocentrismo.

Se presenta el personaje arquetípico de finales del siglo XVIII, el científico excéntrico con ideas revolucionarias, que se niega a dejar que otras personas interfieran en su trabajo por egoísmo y deseo de reconocimiento total.

En ambas obras, los doctores llevan a cabo sus experimentos con éxito, aunque con ciertos matices que no contemplaban.

Aunque no ocurre lo mismo, en El Gran Dios Pan también podemos encontrar algo similar al abandono de la criatura.

Raymond, asustado y desconcertado por el nacimiento de la niña, se la entrega a un tal señor R. para que la custodie.

Además, las criaturas comienzan a causar muerte y desgracias, en un principio siendo no intencionales.

Pan ha sido representado en la literatura desde el siglo XVI, aunque ha cobrado más importancia a partir del Romanticismo.

[12]​ En la obra de Machen se da una visión cristiana del dios, constituyendo lo que conocemos como el Anticristo.

Todas las víctimas de Pan en la novela tienen relación con Helen, la cual es representada como el mal personificado.

Esta dualidad del mundo que presenta Machen se puede apreciar también en la obra Sobre verdad y mentira en sentido extrasensorial[15]​ de Friedrich Nietzsche.

Para este filósofo, se pueden comparar dos realidades del hombre o fuerzas de la naturaleza humana con dos figuras de la mitología griega: lo “apolíneo”, significando la armonía, paz, claridad, lógica y progreso y siendo atribuido al dios Apolo frente a lo “dionisíaco”, representando la embriaguez, el desorden, el caos, la emoción y el éxtasis, atribuido al dios Dioniso.

Este era capaz de enajenar a sus seguidores durante las ceremonias que se celebraban en su honor (los ritos bacanales).

Por lo tanto, el terror que representa la obra puede ser interpretado como una metáfora del llamado “abismo dionisiaco”.

Grimmal, Pierre, Diccionario de Mitología Griega y Romana, 1(4), Barcelona: Paidós Ibérica, 1989.

Molina Foix, Juan Antonio, “Introducción”, en Arthur Machen, El gran dios Pan y otros relatos de terror sobrenatural, Madrid: Valdemar, 2022.

https://doi.org/10.1007/s11061-023-09777-6 Vélez García, Juan Ramón, “El gran dios Pan en la literatura de entresiglos”, Cartaphilus, 2 (2007), pp.

Estatua del dios Pan. Procedente de la Galería de Antigüedades del Louvre de París, Francia.
Fotografía de Arthur Machen.
Fotografía de Elizabeth Barret Browning.
Portada de la novela Frankenstein o El Moderno Prometeo de Mary Shelley.
Pandora , pintura al óleo de John William Waterhouse (1896).
Fotografía de Friedrich Nietzsche.