Este movimiento formó el brazo armado de lo que más tarde se llamaría el «Estado secreto» polaco (państwo podziemne).El principal movimiento que no se integró en el AK fue el Armia Ludowa (Ejército Popular).Los objetivos de la NIE no eran entrar en combate con los soviéticos, sino espiarlos mientras el gobierno polaco en el exilio decidía cómo tratar con los soviéticos; en aquella época el gobierno del exilio aún creía posible una solución negociada.[1] El NKVD y la recién creada policía secreta polaca (Urząd Bezpieczeństwa) se cobraron una victoria resonante en la segunda mitad de 1945, cuando convencieron a varios jefes del AK y el WiN de que realmente deseaban conceder una amnistía a los miembros del AK.En pocos meses consiguieron reunir información sobre un gran número de recursos y miembros del AK/WiN.Varios meses más tarde, cuando los líderes (encarcelados) del AK y el WiN se dieron cuenta de su error, la organización había quedado inutilizada y varios millares más de sus miembros habían sido detenidos.[1] En 1956 una amnistía liberó a 35 000 exsoldados del AK: habían pasado 10 años en la cárcel por el crimen de luchar por su patria.Aun así, algunos partisanos siguieron en el monte, por reluctancia o por imposibilidad de reintegrarse en la comunidad; se les llamó los soldados malditos.El AK se dividía organizativamente en 16 secciones regionales, subdivididas en 89 inspecciones, compuestas a su vez de 278 distritos.Otras subdivisiones importantes del Armia Krajowa incluían: Como ejército clandestino en un país ocupado por el enemigo y a más de mil kilómetros del territorio aliado más cercano, el AK hubo de afrontar problemas únicos para adquirir armas y equipo.No obstante, dada la situación solo pudo lanzar al combate a fuerzas de infantería ligera.Estas compras eran arriesgadas, ya que la Gestapo conocía la existencia del mercado negro de armas y a veces tendía trampas.Se asaltaron trenes que llevaban equipo al frente, así como puestos de vigilancia y policía.Durante el Alzamiento de Varsovia, el AK llegó a capturar algunos vehículos blindados alemanes.Esta era la única forma de obtener material más exótico pero también muy útil, como los explosivos plásticos o armas anticarro (PIAT).Además del material, los aviones también transportaron a instructores altamente cualificados (los Cichociemni), de los cuales 316[3] fueron infiltrados en Polonia durante la guerra.El AK aceptó a pocos judíos en sus filas (alrededor de mil): normalmente los rechazaba por ser más fácilmente identificables por los nazis.Uno de los miembros del AK, Witold Pilecki, fue la única persona que se presentó voluntaria para ser internada en Auschwitz.La información que reunió fue crucial para convencer a los aliados occidentales del destino de la población judía.En los últimos años varios congresos académicos comunes han empezado a acercar posiciones, pero sigue habiendo diferencias significativas.[8] Por otro lado, debe recordarse que el Gobierno polaco en el exilio fue el único de la coalición antinazi en declarar su apoyo a la independencia lituana tras la guerra [17][18].