La Contribución polaca a la Segunda Guerra Mundial se inició inmediatamente después de que las acciones bélicas de la Alemania nazi y de la Unión Soviética deshicieran la unidad territorial polaca, debido tanto a la invasión nazi como a la invasión soviética, que desataron la Segunda Guerra Mundial.
En septiembre de 1939, la defensa polaca no aguantaría la lucha en dos frentes a la vez.
Un día más tarde, tanto el presidente polaco como el comandante en jefe huyeron a Rumanía.
Polonia, sin embargo, nunca se rindió oficialmente a los alemanes.
Estando en el epicentro del estallido de la guerra, Polonia fue el país que perdió porcentualmente más población: entre el 16,93% y el 17,22%.