Economía de Valladolid

En los inicios del siglo XIV atraídos fundamentalmente por el bullicio comercial, la próspera actividad agrícola y la cada vez más frecuente atención que en la Villa polarizaba la Corte atrajo hacia Valladolid a gentes venidas no solo de territorios hispánicos (Asturias, Galicia, Vizcaya...), sino también de otros países y gentes de ascendente cristiano, judío o mudéjar que compartían el mismo espacio geográfico.

En el siglo XVI, la ciudad fue la capital del Reino, y en ella se centralizaron los principales órganos político-administrativos.

Las barcazas utilizadas en el Canal, iban a servir para subir la harina molida en Valladolid hasta la cornisa cantábrica, para vender parte de ella en Santander y el resto, exportarlo desde su puerto a toda Europa.

La industria harinera castellana se había puesto en marcha, y los nuevos burgueses de la ciudad, acogieron con entusiasmo la llegada del ferrocarril a la ciudad, lo que provocó el abandono del Canal, que pronto quedó desfasado para las necesidades de la zona.

En paralelo con esa producción de gran escala, varios polígonos urbanizados albergan a pequeñas y medianas empresas dedicadas a suministros de todo tipo para el mercado español.

[4]​ Esta relación económica estrecha se remonta al siglo XIX cuando se inicia la industrialización de Valladolid y numerosos empresarios franceses deciden invertir en diversas industrias como la metalurgia, el ferrocarril o la harinera[5]​ (como curiosidad, Miguel Delibes tuvo un antepasado francés que vino a trabajar en el ferrocarril y el apellido Delibes es de origen occitano-francés y provenía de Toulouse).

Como resumen, el hispanista francés Jean-Charles Davillier en su libro "Viaje por España" publicado en 1873 describe su llegada a Valladolid en 1862 como:

Pero cuando más se intensifican las relaciones es a partir de la segunda mitad del siglo XX.

La licencia que otorga en 1951 el fabricante francés de automóviles Renault a FASA provocó una gran industrialización y la atracción de otras empresas francesas como Michelín o Isorel.

[7]​ Por eso la fuerte relación empresarial con el capital francés hace que la burguesía vallisoletana sea probablemente la más francófila del país.

[8]​ La producción agrícola en Valladolid es muy minoritaria, en los últimos años se observa un desplazamiento de las actividades agrarias a municipios del alfoz.

No obstante las técnicas de regadío combinadas con las nuevas tecnologías para el campo están obteniendo un importante empuje, con una alta productividad.

La agricultura vallisoletana se dedica fundamentalmente a la producción de trigo, cebada y remolacha azucarera.

El sector servicios es el más relevante en la economía vallisoletana en cuanto a puestos de empleo generados.

La actividad agraria del Valladolid del siglo XVI se refleja en este grabado realizado en 1574 por Braun y Hogenberg.
Edificio de la antigua electra popular vallisoletana.
Fábrica de carburadores IRZ (Isidro Rodríguez Zarracina) desde las aceñas.
Ocupación laboral por sectores productivos.
Antigua fábrica de NICAS en Valladolid.
Planta de IVECO Valladolid
Centro logístico de la empresa Entrepinares en el polígono «Las Arenas» de Valladolid
Paro registrado en la ciudad de Valladolid a 31 de mayo.