La medida les otorgaba fueros militares, derecho al montepío y a ser incluidos en el Cuerpo de Inválidos, así como también sueldos equivalentes a las demás fuerzas veteranas, pagados por la Real Hacienda.
Belgrano ordenó que se formara una segunda compañía con otros 100 hombres, designando para comandarla al capitán Agustín Martín Dacosta, pero no la agregó a la expedición.
Finalmente esta expedición fue derrotada y hecha prisionera por los artiguistas en el Combate del Espinillo.
La plana mayor del Cuerpo de Blandengues fue completamente reemplazada por oficiales que no fueron santafesinos, salvo el entonces teniente Estanislao López.
Pocos días más tarde en Santo Tomé se sublevó la 2.ª compañía de Blandegues, al mando del sargento Marcelino Avellaneda.
Poco después, el comandante Vera, con la decisiva ayuda del capitán López y sus blandengues, rechazó de Santa Fe a un nuevo ejército de observación porteño a las órdenes del coronel mayor Eustoquio Díaz Vélez.
En la guerra contra el indio la actuación de este cuerpo prácticamente se mantuvo en la frontera norte.
Durante las guerras, largas y porfiadas, se fue formando en torno al general Estanislao López, un grupo de brillantes oficiales justamente salidos del cuerpo de Dragones y algunos con importancia política posterior de cada uno, como Manuel Larrosa, Juan Luis Orrego, José Ramón Méndez, Juan Pablo López, Domingo Pajón, Pedro Rodríguez del Fresno, José Manuel Echagüe, Santiago Oroño, Matías Díaz, Jacinto Andrada, José Rodríguez, José Agustín Fernández y Martiniano Leguizamón por no citar sino los más destacados.
[4] El armamento en la primera etapa, era tan improvisado y dejado de lado como el uniforme.
Aun así los blandengues fueron muy efectivos contra las partidas indias que asolaban la campaña.
Luego se dotó al Cuerpo de Blandengues con sables, trabucos, mosquetes, carabinas y pistolas.
Los blandengues ya no sólo combatirían como caballería ligera, sino que también patrullando la campaña a caballo (que debían comprar y mantener de su pecunio), y desmontando para combatir si era necesario.
Como armamento pesado, se dotó de cañones ligeros para la defensa estática en los fuertes.