Aunque la dorsal mesoatlántica es un rasgo mayoritariamente subacuático, parte de ella tiene una elevación suficiente como para superar el nivel del mar.En la zona donde el lecho marino se abre, el denominado magma —roca fundida— situado bajo la superficie terrestre asciende rápidamente.Los brazos que abortan, que no llegan a formar corteza oceánica, se denominan aulacógenos, y los aulacógenos marginales de la Dorsal Mesoatlántica acabaron convirtiéndose en alguno de los grandes valles fluviales que se ven a lo largo de América y África, como el río Misisipi, el río Amazonas y el río Níger.Aunque el gabbro se encuentra en menor cantidad que el basalto, su presencia es fundamental en las zonas más profundas de la corteza oceánica.Aunque las rocas sedimentarias no son tan abundantes en la Dorsal Mesoatlántica como las ígneas, su presencia es significativa en ciertos sectores.En la Dorsal Mesoatlántica, este proceso puede ocurrir en la corteza oceánica cuando el magma asciende y somete las rocas existentes a un ambiente tectónicamente activo.En algunas zonas de la Dorsal, las rocas basálticas o graníticas pueden experimentar una metamorfosis más intensa y transformarse en gneis.Esta roca se caracteriza por su estructura foliación y por la segregación de minerales en bandas.Las rocas ígneas como el basalto y el gabbro son fundamentales en este proceso, pues representan los materiales de nueva formación que se generan a partir de la actividad volcánica submarina.A medida que el magma se enfría y se convierte en roca sólida, forma la base de la corteza oceánica y ayuda a mantener el equilibrio dinámico entre las placas tectónicas.La existencia de una cordillera bajo el océano Atlántico fue deducida por primera vez por Matthew Fontaine Maury en 1850.Este avance se produjo durante una expedición liderada por científicos a bordo del buque de investigación Atlantis II, utilizando el sumergible tripulado DSV Alvin.[14] Las fuentes, que emiten agua a altas temperaturas rica en minerales como el azufre, se convirtieron en el foco de intensos estudios.Además, este hallazgo jugó un papel crucial en el desarrollo de la teoría de la quimiosíntesis como una alternativa a la fotosíntesis y ofreció nuevas perspectivas sobre cómo pudo haberse originado la vida en la Tierra.Estas franjas representaban inversiones periódicas del campo magnético de la Tierra y proporcionaron pruebas claras de que la nueva corteza oceánica se estaba creando en la dorsal y luego se desplazaba hacia afuera.Muchos de estos organismos, como peces bioluminiscentes, calamares y pulpos, han desarrollado adaptaciones únicas para sobrevivir en condiciones extremas.Los sumergibles tripulados como el DSV Alvin y los ROVs (Vehículos Operados Remotamente) han sido instrumentos esenciales en muchas de las expediciones notables a la Dorsal Mesoatlántica.
La cordillera fue decisiva para que empezara la ruptura de
Pangea
hace unos 180 millones de años.