El primer obispo históricamente documentado es san Quinciano, que participó en el Concilio de Agda en el año 506.
En el siglo XI surgieron en la diócesis numerosas abadías cistercienses, entre ellas las de Silbanès, Beaulieu, Loc-Dieu, Bonneval y Bonnecombe.
Durante la Revolución francesa la catedral estuvo cerrada al culto y estaba dedicada a Marat.
De esta manera se pudo salvar el edificio y posteriormente recuperarlo para el culto.
A raíz del concordato mediante la bula Qui Christi Domini del papa Pío VII del 29 de noviembre de 1801, la diócesis fue suprimida y su territorio dividido entre las diócesis de Cahors y Saint-Flour.
[4] Un grupo de sacerdotes y fieles, apoyados por el obispo exiliado Charles Colbert de Seigneley, se opusieron al régimen concordatario y, negándose a someterse al nuevo obispo Charles de Ramond-Lalande, dieron lugar a un cisma y a una Iglesia conocida con el nombre de Petite Iglesia.
El cisma terminó hacia mediados del siglo XIX.