El cristianismo celta o cristianismo insular (también llamado Iglesia celta o Iglesia británica) se refiere en líneas generales a las prácticas cristianas de la Alta Edad Media desarrolladas en las islas británicas durante la última fase de la dominación romana en torno a las áreas costeras del mar de Irlanda.
[7] El término de 'Cristianismo Celta' podría ser empleado para indicar las diferencias en las prácticas religiosas, las instituciones y los santos entre los pueblos celtas, en cuyo caso su uso podría extenderse hasta más allá del siglo VIII.
El primer mártir recordado fue San Albano, que sufrió martirio durante la persecución de Diocleciano.
En un primer momento, los misioneros como San Patricio trataron de instaurar una organización similar a la del resto del occidente, con diócesis y parroquias, aunque también crearon "ciudades" (civitates), pequeñas comunidades en que hombres y mujeres de ambos sexos, que muchas veces formaban sus propias familias, vivían juntos y administraban un pequeño territorio.
[10] Un proceso similar parece haber tenido lugar en Gran Bretaña, aunque los datos para este período son muy escasos; únicamente contamos con el testimonio del monje Gildas, relativamente sesgado por sus circunstancias personales.
[11] Aunque la información que tenemos del período proviene de las hagiografías escritas varios siglos después, parece ser que Illtud y sus discípulos David, Gildas, Pablo Aureliano, Samson de Dol, y Deiniol fueron las figuras claves de la época, no sólo en Gran Bretaña, sino también en la Bretaña francesa y en otras partes del mundo céltico.
Las grandes abadías eran ahora ricos propietarios políticamente influyentes, que participaban en los enfrentamientos seculares e incluso hacían la guerra entre sí -en 764, tuvo lugar un enfrentamiento entre la Abadía de Durrow y Clonmacnoise que se saldó con 200 bajas.
Durante varias generaciones, los monjes formados por los misioneros irlandeses continuaron aplicando esta regla y fundando nuevos monasterios que la usaban, pero la mayoría se pasó a la regla benedictina entre los siglos VIII y IX.
Los cristianos insulares usaban una tabla de cálculo (Celtic-84) que era similar a la aprobada por San Jerónimo.
Sin embargo, hubo comunidades, como la Abadía de Iona y sus asociadas, que mantuvieron en uso las tablas antiguas hasta el año 716.
[21] La tonsura céltica, o, al menos, la irlandesa, difería de la que lucían los monjes del continente.
[22] En 1639, James Ussher sugirió la posibilidad de una forma semicircular, redondeada al frente y culminando en una línea entre las orejas.
[23] Esta sugerencia fue aceptada por muchos escritores posteriores, pero en 1703, Jean Mabillon formuló la hipótesis de que estos monjes se afeitaban toda la parte frontal hasta las orejas.
[31] Sin embargo, la penitencia y reconciliación solía ser un rito público que incluía la absolución a su finalización.
[33] Aunque el proceso encontró cierta resistencia, para 1215 la práctica irlandesa de la penitencia se había convertido en la norma, y así lo sancionó el Cuarto Concilio de Letrán, mediante un estatuto canónico que requería la confesión al menos una vez al año.
Igualmente, adaptaron la estructura episcopal a un entorno totalmente diferente del existente en la Europa post-romana.
Los monjes irlandeses crearon redes monásticas por toda la Galia, llegando al oeste de la actual Alemania y a Northumbria, ejerciendo una influencia mucho mayor que la de muchos centros continentales más antiguos.
[34] Un ejemplo es la expansión del culto a San Pedro y al papado en la Galia, resultado en gran medida de la actividad irlandesa.
Estas obras, especialmente los manuscritos iluminados ejercerían una gran influencia en el arte medieval occidental.
[36] La tradición popular medieval atribuyó la llegada del cristianismo a Gran Bretaña a José de Arimatea, en Glastonbury; la leyenda cuenta también que el Rey Arturo está enterrado en las ruinas de esa abadía.
Por su parte, algunos defensores del catolicismo afirman que esta idea de una tradición insular distinta a la romana es anacrónica y mitológica, sugiriendo que autores como George Buchanan proporcionaron "la propaganda inicial para los creadores del Kirk escocés", a partir de la invención de una iglesia nacional "celta" opuesta a la "romana".