Previamente a la Segunda Guerra Mundial la asignación de nombres experimentó varios cambios hasta centrarse definitivamente.
La palabra maru (丸, que significa "círculo") es habitualmente añadida a los nombres de buques japoneses.
Cuando se formó la Armada Imperial Japonesa, el Ministro de la Marina, entregaba nombres potenciales al Emperador para su aprobación.
Durante los primeros años, los buques eran a menudo donados por el Shogunato o diversos clanes, manteniendo sus nombres originales.
Concretamente, el ministro sugirió que los acorazados y cruceros fueran bautizados con el nombre de provincias o santuarios dedicados a proteger Japón.
En todo caso, el ministro debía informar inmediatamente al Emperador de cualquier nombre otorgado.
De todos modos, durante la Segunda Guerra Mundial, los destructores solían llevar su nombre escrito a babor y estribor en el otro silabario japonés, el katakana.
Esto fue una incorrecta interpretación de los kanji 隼鷹, que son correctamente leídos como Junyō.