Posteriormente, se desencadenó la tercera guerra macedónica (171-168 a. C.), en la que Roma derrotó definitivamente a Macedonia, que fue convertida en provincia romana en 148 a. C. Por otra parte, los romanos ejercieron acciones de represión contra Iliria, Epiro y numerosos políticos antirromanos de la Liga Aquea.
[1] Grecia se convirtió en un protectorado romano en 146 a. C., tras la derrota sufrida por una coalición encabezada por la Liga Aquea.
[3] Por otra parte, la cultura griega fue muy admirada por los romanos; como decía Horacio, “Grecia cautiva a su salvaje conquistador”.
También había rasgos de la civilización griega, como la pederastia, las bacanales y las doctrinas epicúreas, que estaban mal vistos, en general.
[cita requerida] Otros emperadores, como César Augusto, Claudio, Domiciano, Trajano, Adriano y Marco Aurelio, sin embargo, favorecieron a las ciudades griegas patrocinando nuevas construcciones.
Arcadio, emperador del Imperio romano de Oriente, permitió a Alarico permanecer en Grecia, lo nombró magister militum y le encomendó salvaguardar las fronteras.
Durante el reino de Constantino, el centro del Oriente se desplazó a Constantinopla y Anatolia.