Para hacer sentir los efectos psicotrópicos del tetrahidrocannabinol (o THC), que solo es soluble en lípidos y alcohol,[1] el cannabis debe ser cocinado junto con algún alimento que los contenga, antes de ser mezclado en pasteles, galletas o bebidas.[4] Los primeros registros de comestibles de cannabis provienen del subcontinente indio, donde sus pobladores han preparado alimentos y bebidas con bhang durante milenios, tanto con fines espirituales como medicinales.[16] En Canadá, los comestibles de cannabis son legales desde 2019, pero las restricciones regulatorias y el interés reducido del consumidor pueden inhibir la innovación.En este caso, la marihuana se suele mezclar con la materia grasa del pastel, bien sea mantequilla, manteca o aceite.Al probarlo, se puede notar un cierto y característico sabor a hierba (dependiendo de la cantidad usada).El Magreb es una zona donde la marihuana se produce de forma tradicional desde hace, por lo menos, un milenio.El té de cannabis se puede realizar infusionando partes de la planta en agua en ebullición o, mejor, disolviendo el cannabis en un producto graso (como leche o mantequilla), y agregándolo al agua.En la cultura de India, existe una bebida llamada bhang, que tradicionalmente se prepara moliendo el cannabis en un mortero y disolviendola en leche con azúcar y aderezándola con especias como la yerba kusha.Se suele preparar para las épocas festivas como el Holi, celebración hindú en marzo.En cuanto a cocinar productos psicoactivos para comer, algunas investigaciones indican que el método óptimo para maximizar las proporciones THC:ATHC es calentar el cannabis hasta una temperatura de 122 °C (251 °F) durante 27 minutos.