Aunque podría suceder que la referencia al té negro tenga su origen en el color de las hojas oxidadas.
Sin embargo, en el mundo occidental, el "té rojo" se refiere comúnmente a la tisana sudafricana rooibos.
Por esta razón, el té negro ha sido desde hace mucho tiempo un artículo de mercadeo, e incluso el "té negro compactado en ladrillos" sirvió como moneda de facto en Mongolia, Tíbet y Siberia hasta el siglo XIX.
[1] Desde la dinastía Tang se conocía que el té negro preparado con agua caliente podía servir de colorante para las telas, siendo popular entre las clases más bajas que no podían acceder a otro tipo de colorantes.
Diferentes regiones se conocen por producir tés con sabores característicos y distintivos.
Es común mezclar al té negro con diversas plantas, obteniéndose bebidas aromáticas y atrayentes.
Todos estos tipos se venden como té "simple", significando que es una sola variedad, o en mezclas.
Posteriormente las hojas se oxidan bajo condiciones controladas de temperatura y humedad.
Si el té negro se va a servir con leche o con limón, deberá aguardarse un poco más, 4-5 minutos.
[2] Los mayores productores mundiales incluyen (2009):[3] El té negro puro, sin edulcorantes ni aditivos tiene cantidades mínimas de calorías, proteína, sodio, y grasa.
[4] En 2006, un estudio alemán concluyó que la adición de leche contrarresta los efectos beneficiosos para el sistema cardiovascular.
[5] El té es parte de varias ceremonias, y ha sido usado para permanecer alerta durante largas meditaciones.