Clelia debió vivir en un hotel, embarazada y con su hija menor, porque su familia la rechazó a causa de la separación.El proyecto prosperó y se extendió también en 1965 a Tucumán -donde se radicó- y Jujuy, mientras que sus hijas fueron internadas pupilas en el Colegio Sagrado Corazón del barrio Chateau Carreras de la ciudad de Córdoba, con excepción de Nannina que fue enviada por el padre a vivir en Buenos Aires.[6] En 1966, durante el gobierno constitucional de Arturo Illia, insatisfecha espiritualmente con su empleo, renunció y gestó junto al militante peronista Ezequiel Perteagudo, la revista Imágenes del País.[4] El mismo día que lo conoció Clelia le escribió a un sacerdote amigo sobre la impresión que le causó su encuentro con Podestá: Clelia también produjo en Jerónimo Podestá un fuerte impacto desde el momento que la conoció: A fines de 1966, durante la dictadura del general Onganía, se realizó en Mar del Plata la X Reunión de la CELAM.Clelia cubrió el encuentro entre ambos obispos y la revista Imágenes del País publicó la nota en tapa, causando gran preocupación en la dictadura.[4] Para entonces Clelia y Jerónimo habían establecido una relación de profundo amor e identificación mutua, que decidieron asumir en su plenitud humana manteniéndola en un plano exclusivamente espiritual, tomando la forma de una "pareja mística".[4] En 1967 Clelia y Jerónimo fueron invitados a visitar al padre Cámara en Recife, poco antes de que el obispo brasileño encabezara la firma del Manifiesto de los 18 Obispos del Tercer Mundo.Podestá nombró a Clelia como su secretaria personal en el obispado, una posición muy inusual para una mujer en la Iglesia católica de aquella época.[11] Clelia se quejaba del trato de las autoridades eclesiásticas que se referían a ella sin mencionarla por el nombre, llamándola "esa mujer", como una manera de invisibilizarla y deshumanizarla, sentimiento que la llevó en 1996 a titular su primer libro como Mi nombre es Clelia.Pero la audiencia con el papa no resultó como suponía, exigiéndole que "arrancara" ese sentimiento de su corazón.De Antonio Quarracino, compañero de promoción con Podestá que condujo la Iglesia argentina entre 1990 y 1998 cuestiona que -a diferencia de su sucesor Jorge Bergoglio- nunca más volvió a hablar con Podestá ("yo creo que Quarracino le tenía miedo a Jerónimo; una vez le fue a hablar y no lo recibió").[29] Poco después, en un reportaje conjunto, Clelia puso aún más en claro la situación: Podestá denunció ante la prensa entonces que la dictadura había torturado con picana eléctrica a varios sacerdotes y se manifestó en contra de que el tema del celibato en la Iglesia católica no pudiera discutirse, tratándolo como un tabú o un dogma, pronunciándose a favor de modernizar la Iglesia y permitir el "matrimonio sacerdotal".[30] Según la hija de Cleria Luro: En 1972 Podestá es suspendido a divinis como sacerdote y entonces, ya liberado del deber del celibato, deciden consumar físicamente su amor y casarse, comenzando a desarrollar la idea de la "pareja sacerdotal".En 1978 se realizó la traducción al italiano del libro Cartas de Clelia y Jerónimo Podestá y fue editado por la editorial Vallechi de Florencia para su distribución en Italia, pero se prohibió su venta por orden del Cardenal Benelli.[37] Clelia había manifestado su voluntad de que la casa fuera un centro interreligioso y abierto:
El padre
Jerónimo Podestá
, conocido como el "Obispo de los obreros" por haber iniciado la práctica de los
curas obreros
en Argentina. Fue obispo de la
diócesis de Avellaneda
, perseguido por sus posiciones progresistas tanto por ciertos sectores de la
Iglesia católica
como por las dictaduras militares. Recién luego de ser suspendido como sacerdote
a divinis
formó pareja con Clelia Luro, casándose en 1972 y fundando la Federación Latinoamericana de Sacerdotes Casados.
Jerónimo Podestá y Clelia Luro en la tapa de la revista Panorama.