Cijara

[1]​ No existe consenso sobre el origen del nombre de Cijara.

Sin embargo, al estar este territorio tan alejado de la capital toledana, no se incorporó en esta fecha a Castilla, sino que quedó entre cristianos y musulmanes; es decir, en la frontera.

Unos años después, en 1226, el castillo fue vendido al arzobispo de Toledo.

A las ciudades en particular les interesaba expandir lo más posible su jurisdicción municipal sobre grandes extensiones de tierra.

[2]​ Esta división en partidos judiciales se ha mantenido hasta la segunda mitad del siglo XX.

La mayor parte, con la capital, se integraron en el de Herrera del Duque.

[3]​ Desde entonces se ha generado un sentimiento similar al que estimuló la antigua división y los diecisiete municipios del nuevo partido de Herrera del Duque, con sus 24.000 habitantes y 2.691,6 kilómetros cuadrados, constituyen La Siberia extremeña.

En las faldas de las sierras suroccidentales se encuentran Valdecaballeros y Herrera del Duque.

Más del 90 % del terreno se sitúa entre las cotas 400 y 800 metros s.n.m., superándose esta altitud en solo cinco puntos de las sierras más orientales: Sierra de la Umbría, Los Castrejones, Cantosnegros, Santana y Pico Montilla; siendo esta última la cota máxima de la comarca con 940 metros.

[4]​ La comarca posee dos grandes embalses en el curso del río Guadiana: Cijara y García de Sola.

Estas diferencias resultan más acusadas en cuanto a precipitaciones y no tanto sobre las temperaturas.

El número de días lluviosos al año está entre 60 y 70.

El semestre abril-septiembre suele presentar una fuerte y prolongada sequía estival, marcada por una acentuada aridez.

La comarca alcanza unas 2900 horas de sol al año, cuya intensidad resulta inversa a las precipitaciones.

El ecosistema primigenio más representativo de la zona es el bosque esclerófilo mediterráneo (árboles de hojas duras y persistentes), predominando la encina en la mayor parte del espacio, acompañada del alcornoque en zonas más restringidas (sobre todo umbrías y algunos suelos profundos), al ser más exigente en humedad.

Aparece también otra quercínea (familia con que se denomina a este género de árboles), el quejigo, especie bastante rara en Extremadura.

El estrato arbóreo se halla tapizado en sus estadios más puros por un denso sotobosque, formando el matorral mediterráneo, muy diverso en especies: madroño, durillo, labiérnago, lentisco, cornicabra, mirto, coscoja, torvisco, etc. Extensas áreas serranas del centro y norte de la comarca han sido repobladas con pinos resineros, piñoneros y eucaliptos, cuyo cultivo forestal está prácticamente abandonado en la actualidad, ante su escasa o nula rentabilidad económica.

La caza menor está representada por perdices rojas, palomas torcaces, tórtolas, liebres y conejos.

En cuanto a la fauna piscícola, las especies más codiciadas por los pescadores son la carpa, barbo, comizo, cabecicorto, lucio, boga, black-bass,... aunque también existen otros de menor interés deportivo y culinario, pero de gran importancia ecológica: pardilla, cacho, colmilleja, calandino, gambusia,...

A pesar del retorno de algunos cijarenses, en su mayoría ya jubilados, la comarca sigue perdiendo población debido a que mueren más personas de las que nacen.

En el contexto de una provincia poco desarrollada, los cijarenses viven bien gracias a las transferencias del sector público.

Existe un instituto de educación secundaria, el Benazaire, situado en Herrera del Duque.

En Fuenlabrada de los Montes se hace el chapurrao con agua, azúcar, aguardiente y, a veces, anís.

Sierra de Puerto Peña.
Ciervos bajo una encina, imagen típica en Cijara.
Cigüeña blanca.